Desde las redes sociales y con una mirada creativa, Yessi Tapia convirtió su experiencia migrante en una plataforma de reivindicación cultural. Con una propuesta original y profundamente representativa, esta joven peruana difunde el idioma quechua y las tradiciones andinas, reafirma sus raíces identitarias y encuentra resonancias en la cultura argentina.
Desde Tapairihua, un pequeño pueblo en el sur de Perú, hasta Buenos Aires, Yessi Tapia traza un viaje que no es solo físico, sino profundamente identitario. Tiene 32 años, es contadora de profesión, comunicadora por vocación, y lleva en el pecho una bandera cultural que no negocia: su identidad quechua.
Si bien el quechua es comúnmente conocido como una familia lingüística oriunda de la comunidad andina, Yessi afirma que, además de ser un idioma, es también el reflejo cultural de una augusta y ancestral herencia incaica.
Llegó por primera vez a la Argentina en 2018, con la mochila llena de ilusión y el deseo de desarrollarse profesionalmente. Pero, como en muchas otras historias migrantes, el desarraigo, la soledad y la distancia la llevaron de vuelta a su país. Sin embargo, su regreso a Perú fue por una breve estadía; algo en ella le decía que Buenos Aires tenía más para ofrecerle. Siguió su instinto: en 2019 volvió decidida a reinventarse y construir un hogar.
Su paso por la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires fue corto pero significativo: ahí descubrió que su verdadera pasión era crear, comunicar y conectar. Su vocación no estaba en el bisturí, sino en la palabra. Fueron las redes sociales las que le dieron el espacio para reorientar tanto su camino profesional como personal.
Al igual que muchas personas durante la pandemia, y lejos de ser la excepción, Yessi se volcó a TikTok, sin grandes expectativas ni ambiciones. “Arranqué subiendo videos de humor, cosas que estaban de moda, trends del momento”, recuerda. Bailes, memes, audios virales y sketches caracterizaron sus primeras publicaciones, pero con el tiempo se dio cuenta de que las redes sociales eran mucho más que un canal de entretenimiento: podían convertirse en un puente entre la audiencia digital y sus vínculos ancestrales.

El punto de inflexión llegó durante su formación en el curso de Community Management, impulsado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. No solo adquirió conocimientos técnicos, sino que profundizó en el uso estratégico de las redes sociales. Fue así que su vocación y capacitación proporcionaron el escenario ideal para que Yessi diera el siguiente paso que cambiaría su historia migrante: el lanzamiento de @yessitapia.pe, su nuevo perfil en Instagram. A través de su cuenta, decidió volcarse de lleno a la difusión cultural, con un objetivo claro: visibilizar y revalorizar la identidad quechua desde una mirada inclusiva, educativa y contemporánea.
En un contexto atravesado por la adversidad, marcado por una cirugía de columna que la enfrentó al desafío de aprender a caminar nuevamente, Yessi decidió transformar su experiencia de vida en el extranjero en un proyecto de reconexión con sus raíces y celebración de su identidad. El idioma quechua, la gastronomía peruana y las tradiciones de su pueblo natal comenzaron a cobrar vida y tomar protagonismo en sus publicaciones. “La gente me empezó a reconocer por palabras como ‘añañau’”, comenta, haciendo referencia a una expresión quechua que se traduce como “¡qué rico!” o “¡qué lindo!”. Así fue que, con cada posteo y cada reel, iba creando una comunidad que la acompañaba, la escuchaba y, lo más importante, le permitía nutrirse de su pueblo y su cultura.
Llegó por primera vez a la Argentina en 2018, con la mochila llena de ilusión y el deseo de desarrollarse profesionalmente. Pero, como en muchas otras historias migrantes, el desarraigo, la soledad y la distancia la llevaron de vuelta a su país. Sin embargo, su regreso a Perú fue por una breve estadía; algo en ella le decía que Buenos Aires tenía más para ofrecerle. Siguió su instinto: en 2019 volvió decidida a reinventarse y construir un hogar.
Desde su perfil visibiliza un grupo étnico muchas veces marginado y relegado, incluso en su propio país. “De chica no entendía que eso era discriminación, pero en Lima te decían ‘chola’, ‘serrana’… Hablar quechua era exponerse a comentarios peyorativos, cargados de estigmas y prejuicios”. Sin embargo, su recorrido como migrante le dio la perspectiva que fortaleció su forma de concebir su cultura y de defender su lengua natal. “Ahora, desde otro lugar, lo valoro más que nunca”, dice con orgullo, refiriéndose al idioma que le fue enseñado por su abuela y su madre.
Yessi se convirtió en embajadora de una identidad que trasciende fronteras. Viajó por las provincias de Jujuy, Catamarca y Santiago del Estero para visitar pueblos como Humahuaca, Purmamarca, Río Hondo y otras ciudades del norte argentino que la sorprendieron por la fuerte presencia de huellas quechuas. “En Catamarca hablan quechua, aunque le dicen quichua. Hay calles, plazas y hasta comidas con nombres en la lengua inca”, cuenta. Esos paralelismos la emocionan y refuerzan su convicción de que las raíces no tienen pasaporte.
La historia de Yessi también es una historia de lucha por la autonomía económica en el contexto migratorio. Su camino estuvo fuertemente marcado por los desafíos que enfrentó en su búsqueda de una mejor calidad de vida. Pasó por distintos trabajos: vendedora, empleada doméstica, cajera y repositora, entre otras experiencias laborales que tuvo al llegar al país. Mientras tanto, se formaba: además de estudiar Community Management, Yessi se capacitó en idiomas como portugués e inglés y profundizó su conocimiento en contabilidad en el S.E.C. (Sindicato de Empleados de Comercio). Destaca enfáticamente la calidad de la educación pública en el país y valora su apertura hacia los extranjeros: “Lo bueno que tiene Argentina es que te da oportunidades. Quizás en Perú no las tenemos tan fácilmente”, reflexiona.

Hoy, que ya ha generado una comunidad digital sólida, Yessi vive de crear contenido. Difunde su cultura peruana mientras visita restaurantes, viaja, entrevista emprendedores y cocina platos típicos. “Yo como, hablo y vivo en quechua”, dice sin dudar. Su mensaje es claro: ser migrante no es sinónimo de perder las raíces, sino de fortalecerlas con orgullo y convicción.
Como todo camino recorrido lejos de casa, el suyo está atravesado por contrastes y altibajos. Valora la libertad con la que puede vivir en Argentina, pero también señala las dificultades para alquilar, la inestabilidad económica y los comentarios xenófobos que recibe en redes sociales. “En persona siempre me trataron bien. Es en las redes donde aparecen los haters, pero aprendí a manejarlo. Si estás haciendo las cosas bien, hasta los malos comentarios te hacen viral”, dice con un tono cargado tanto de humor como de resignación.
Viajó por las provincias de Jujuy, Catamarca y Santiago del Estero para visitar pueblos como Humahuaca, Purmamarca, Río Hondo y otras ciudades del norte argentino que la sorprendieron por la fuerte presencia de huellas quechuas. “En Catamarca hablan quechua, aunque le dicen quichua. Hay calles, plazas y hasta comidas con nombres en la lengua inca”, cuenta. Esos paralelismos la emocionan y refuerzan su convicción de que las raíces no tienen pasaporte.
“Perú es mi patria y lo será siempre. Argentina es mi segundo hogar, y la amo porque me abrió las puertas”, afirma al tiempo que manifiesta tanto el cariño que le tiene al país de su cuna como al que la acogió en su adultez.
Más allá de las fronteras, su proyecto es claro: seguir viajando por América Latina, visibilizar la herencia andina y empoderar a otros migrantes peruanos. Yessi es una fiel creyente de que la hermandad latinoamericana existe y parte de su propósito es reivindicarla: “No estamos solos. Hay que unirse como comunidad”.
Entre viajes, recetas, folclore, palabras quechuas y mensajes culturales, Yessi Tapia nos recuerda que migrar no es irse ni olvidar, sino volver a conectar desde la distancia. Su propuesta ofrece un espacio de unión cultural con la misión de recuperar una de las tantas cosas que nos unen como latinoamericanos: las raíces incaicas. Su historia es también un claro manifiesto de que la reivindicación identitaria no solo puede ser cultural, sino también digital.
Imagen de portada: Instagram de Yessi Tapia.
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Posee formación en Relaciones Internacionales en la Universidad de Belgrano. Trabajó como redactora de análisis político en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Integró el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Belgrano en los observatorios de la Unión Europea y de Derechos Humanos en América Latina. Cuenta con experiencia en ONG's y equipos de Diversidad, Equidad e Inclusión.
1 Comentar
Luis
Que bueno Añañau, me encanta todo lo que haces!!! Este es tu primer paso, tienes mucho por dar.
Saludos desde Peru!!