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Cada 17 de marzo, Buenos Aires se viste de verde para celebrar el Día de San Patricio, una festividad que, lejos de ser exclusivamente religiosa, se ha transformado en un fenómeno cultural que abarca desde lo litúrgico hasta la celebración callejera. Esta celebración de alcance global, tiene sus raíces en la extensa diáspora de migrantes irlandeses alrededor del mundo. En Argentina, la celebración ha adquirido matices propios, impulsada por la numerosa comunidad de argentinos-irlandeses, fruto de una historia de lazos históricos compartidos entre ambas naciones.

Desde 1631, el Día de San Patricio se celebra como una festividad religiosa en conmemoración del aniversario de la muerte, en el siglo V, del misionero al que se atribuye, junto a Santa Brígida y Columba de Iona, la difusión del cristianismo en Irlanda. Uno de sus símbolos más reconocidos es el trébol, que, según la tradición, se utilizó para explicar el concepto de la Santísima Trinidad a los celtas irlandeses. Con el tiempo, este símbolo se convirtió en un emblema de la identidad irlandesa, especialmente entre los migrantes que buscaban mantener un vínculo con su tierra natal. Así, la figura de San Patricio, más allá de su carácter religioso, se ha transformado en un ícono cultural y en un símbolo de la diáspora irlandesa en todo el mundo.

Integrantes de la comunidad de argentino-irlandeses durante la jornada de ayer, marchando hacia Plaza San Martín (Ciudad de Buenos Aires) | Imagen: Tiago Ramírez Baquero

Durante siglos, el 17 de marzo fue un día de recogimiento en Irlanda, sin los desfiles que hoy caracterizan la festividad en las grandes ciudades. Sin embargo, la migración irlandesa le imprimió un carácter global a la celebración, que se ha extendido por el continente americano. Desde Nueva York hasta Buenos Aires, las festividades incluyen desfiles, iluminación de edificios históricos en verde y reuniones en bares donde amigos se congregan para brindar y compartir la cultura irlandesa.

La celebración en Buenos Aires

Estos lazos históricos siguen vivos en la comunidad de argentinos-irlandeses y se transmiten de generación en generación. Ayer, durante el acto realizado en Plaza San Martín (Retiro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires), una multitud vestida de verde se reunió para celebrar a San Patricio y el Día Nacional de Irlanda.

El evento contó con la presencia del embajador de Irlanda en Argentina, Gerard McCoy, y de Jack Chambers, ministro de Infraestructura, Reforma y Digitalización del gobierno de Irlanda. También asistieron el presidente de la Asociación Argentino-Irlandesa, Jorge Mackey, y Guillermo MacLoughlin, director del periódico Southern Cross, la publicación de la comunidad irlandesa en el exterior más antigua del mundo. El acto fue acompañado institucionalmente, además, por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a través de Ana Ciuti, subsecretaria de Relaciones Internacionales. Y contó con la presencia de la Orquesta de la Armada Argentina.

El ministro Jack Chambers estuvo en representación del gobierno de Irlanda | Imagen: Tiago Ramírez Baquero

MacLoughlin fue distinguido por su labor en la preservación de la identidad y la memoria de la comunidad argentino-irlandesa a través de las páginas del Southern Cross, que recientemente cumplió 150 años. Consultado por la importancia del Southern Cross y los proyectos a futuro, MacLoughlin comentó que “es el archivo viviente de la comunidad irlandesa en Argentina desde 1875 en adelante, aunque hemos recogido en las páginas muchas cosas de antes. Por suerte hay un proyecto de digitalización del diario auspiciado por el por el gobierno que se hace con la colección de la Biblioteca Nacional”.

Por su parte, Pilar O’Gorman, referente de prensa de la Asociación Argentino Irlandesa, destacó la importancia de la comunidad irlandesa en Argentina: “Argentina tiene la quinta comunidad de irlandeses más grande del mundo, un dato que muchos desconocen. Nuestro país recibió una gran cantidad de irlandeses que llegaron durante la Gran Hambruna y aún antes de ella. Trabajaron la tierra, participaron en la construcción del ferrocarril y se establecieron en distintos sectores de la sociedad. Hoy, muchísimos argentinos tienen sangre irlandesa. Para nosotros, es muy valioso hablar no solo de la comunidad argentino-irlandesa, sino también de sus amigos y de todos aquellos que nos acogieron aquí. En cierto sentido, estamos todos mezclados, formando una gran familia.”

El periodista e historiador Guillermo MacLoughlin, director del Southern Cross | Imagen: Tiago Ramírez Baquero

La migración irlandesa en Argentina y América Latina

La migración irlandesa a Argentina tuvo un impacto significativo en la configuración de la colectividad. Los primeros registros de irlandeses en el país datan de finales del siglo XVIII, aunque la mayor ola migratoria ocurrió a mediados del siglo XIX, impulsada por la crisis económica y la Gran Hambruna (The Great Famine) que asoló Irlanda entre 1845 y 1852. Durante este período, miles de irlandeses emigraron en busca de nuevas oportunidades, encontrando en Argentina un destino atractivo debido a las políticas de inmigración promovidas por el gobierno de Juan Manuel de Rosas y, posteriormente, por la Generación del 80.

Muchos de estos migrantes se establecieron en zonas rurales de la provincia de Buenos Aires, donde se dedicaron a la cría de ovejas y ganado vacuno, lo que les permitió prosperar económicamente. En la ciudad de Buenos Aires, los irlandeses se insertaron en la sociedad como comerciantes, sacerdotes y profesionales. Su influencia fue determinante en la educación y la expansión del catolicismo en el país, con la llegada de monjas y sacerdotes que fundaron colegios y hospitales.

Entre los hitos históricos de la comunidad irlandesa en Argentina destaca la participación de irlandeses en las guerras de independencia del siglo XIX, con figuras como el almirante Guillermo Brown, considerado el padre de la Armada Argentina. Desde su histórica victoria en Martín García contra los realistas españoles hasta su rol en la contención del expansionismo del Imperio de Brasil y su actuación durante el bloqueo anglo-francés, el Almirante Brown es el argentino-irlandés que mejor simboliza los lazos entre ambas naciones: además de que una localidad de la provincia de Buenos Aires lleva su nombre, al igual que uno de los clubes de fútbol más populares de la región.

El caso del Almirante Brown es también un ejemplo de la migración irlandesa durante los procesos de emancipación americana. Como señaló el historiador irlandés Tim Fanning en su libro “Paisanos: los irlandeses olvidados que cambiaron la faz de Latinoamérica” (Sudamericana, 2017), además de Bernardo de O’Higgins (de ascendencia irlandesa), Guillermo Brown, John Thomond O’Brien (secretario de José de San Martín) y Daniel O’Leary (militar y ayudante de campo de Simón Bolívar), muchos soldados voluntarios de origen irlandés se sumaron a las milicias durante las guerras de Independencia.

Director general |  + notas

Consultor en comunicación estratégica. De raíces criollas y mestizas, sus antepasados se remontan a la historia del Alto Perú y también a la llegada de migrantes españoles en el siglo XIX. Apasionado por la historia y cultura latinoamericana.

Licenciada en Filosofía por la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia con experiencia en procesos socio-jurídicos y formativos en torno a los derechos humanos y la movilidad humana. Especialista en migración UNLa y actual maestranda en comunicación y derechos humanos UNLP.


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