El conmovedor funeral del Papa Francisco, celebrado el sábado pasado en el Vaticano, congregó a decenas de jefes de Estado. Sin embargo, fue notoria la ausencia de altos representantes de Israel, en un gesto que ilustró el reciente deterioro de las relaciones entre el gobierno de Benjamin Netanyahu y la Santa Sede, marcado principalmente por el repudio del Papa al accionar israelí en la Franja de Gaza.
A las pocas horas de conocerse el deceso del Papa Francisco, el presidente de Israel, Isaac Herzog, expresó mediante un escueto comunicado: “En nombre del Estado de Israel, expreso mis condolencias al mundo católico. Su Santidad fue un hombre de fe, compasión y diálogo”.
Distinto fue el caso del primer ministro Benjamin Netanyahu. A sus tardías condolencias (manifestadas cuatro días después del fallecimiento de Francisco) se sumó la ausencia de una delegación oficial israelí durante las exequias. Solo asistió, en representación de Israel, el embajador ante la Santa Sede, Yaron Sideman. La decisión de no enviar a una autoridad de mayor jerarquía fue interpretada como una falta incluso por algunos diplomáticos israelíes, como Raphael Schutz, embajador ante la Santa Sede entre 2021 y 2024.
“Cuando un líder de esta magnitud fallece, uno no se debe apartar de los protocolos diplomáticos”, declaró Schutz. A sus críticas se sumaron las del Foro de Relaciones Exteriores de Israel, compuesto por ex embajadores y altos funcionarios diplomáticos, quienes en un comunicado advirtieron: “La ausencia de una delegación oficial de alto nivel en el funeral de un papa que representó los valores de la paz y la dignidad humana es un error diplomático grave. Perjudica los intereses de Israel en el mundo libre y mina el respeto internacional hacia nuestro país”.
La decisión de no enviar a una autoridad de mayor jerarquía fue interpretada como una falta incluso por algunos diplomáticos israelíes, como Raphael Schutz, embajador ante la Santa Sede entre 2021 y 2024.
Más revelador aún fue el episodio en la cancillería israelí, que publicó un breve mensaje lamentando la muerte del Papa y celebrando su “liderazgo moral”, pero lo borró de la red social a los pocos minutos. Esta eliminación generó confusión y disparó críticas entre los usuarios. Según algunos trascendidos, la eliminación habría respondido a diferencias internas en el gabinete israelí debido a las críticas de Francisco al accionar militar en Gaza.
“Francisco nos daba fuerza para resistir y no abandonar Gaza”
Desde el inicio de los ataques a Gaza en octubre de 2023, el Papa Francisco fue un crítico abierto de la desproporcionada respuesta militar israelí al ataque de Hamás. A través de reiterados llamados al cese del fuego, denuncias de la crisis humanitaria y exigencias para la liberación de rehenes y el auxilio a la población civil, el Pontífice incomodó al gobierno de Netanyahu.
Desde entonces, el padre Gabriel Romanelli, sacerdote de origen argentino y párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia —la única parroquia católica en Gaza— comenzó a recibir todos los días una llamada telefónica desde Roma. Esa voz, que en estos momentos resuena más que nunca (sobre todo en la Argentina, donde su figura comienza a cobrar su verdadera dimensión histórica), no era otra que la del Papa Francisco.
Romanelli, quien asiste a unos 500 refugiados en Gaza brindándoles contención, techo y comida, recordó que Francisco le encomendaba, sobre todo, procurar el cuidado a los ancianos, mujeres y niños. “Mostraba su paternidad. Siempre nos decía que no tuviéramos miedo. Durante más de un año y medio llamó cada noche. Incluso desde el hospital, estando enfermo, insistió en hacer su última llamada”.
Musa Antone, cristiano palestino de Gaza, también destacó el acompañamiento del Papa en diálogo con CNN: “Su Santidad no era una persona común. Era un hombre de fe que se preocupaba tanto por los cristianos como por los musulmanes. Nos daba fuerzas para resistir y a mantenernos en Gaza, a pesar de todo”.
Por su parte, el padre George Antone, coordinador del comité de emergencia de la iglesia, resumió ante el mismo medio el sentido profundo de esas llamadas: “Siempre buscó disipar el miedo en nuestros corazones, recordándonos que no estábamos solos, que él estaba con nosotros y rezaba por todos. También nos pedía que rezáramos por los demás”.
La ofensiva militar de Israel en Gaza ha dejado un saldo devastador: más de 50.000 palestinos muertos, entre ellos alrededor de 17.000 niños. Francisco no dudó en calificar estos hechos como “crueles” y, en sus últimas entrevistas, llegó a sugerir que debía investigarse si las acciones israelíes en Gaza constituyen un genocidio. En estas horas de duelo, muchos recuerdan sus palabras del mensaje navideño de 2024, a los pocos días de haber recibido en el Vaticano al presidente palestino Mahmoud Abbas: “Pienso en las comunidades cristianas de Israel y Palestina, especialmente en Gaza, donde la situación humanitaria es extremadamente grave”. En aquel llamamiento urgente, el Papa pidió el fin de las hostilidades, la liberación de los rehenes y ayuda inmediata para una población civil asediada por el hambre y la destrucción. Incluso en marzo de este año, la Santa Sede, a través de su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin —hoy considerado uno de los principales candidatos a sucederlo—, denunció: “Ya no existe ningún respeto por el derecho humanitario”, en alusión directa a la tragedia de Gaza.
La preocupación de Francisco por la Franja de Gaza no fue una respuesta coyuntural a la crisis actual, sino que fue una constante a lo largo de su pontificado. Desde los primeros años de su papado, el Vaticano, bajo su liderazgo, reconoció oficialmente al Estado de Palestina por primera vez en su historia. Además, canonizó a dos monjas palestinas, Marie Alphonsine Ghattas y Mariam Bawardy, en un gesto profundamente simbólico en favor del pueblo palestino. Además, a lo largo de su pontificado, Francisco también respaldó reiteradamente los Acuerdos de Oslo de 1993, que reconocen la existencia de dos Estados y establecen un estatuto especial para Jerusalén, promoviendo así una solución de paz basada en el derecho internacional.
El dolor de los fieles en Palestina
Lejos de los juegos diplomáticos, en las ruinas de Gaza, la muerte de Francisco se vivió como una pérdida profundamente personal, tanto para sus habitantes como para las comunidades cristianas palestinas de Cisjordania. Para muchos de ellos, el Papa fue un apoyo incondicional en su lucha, especialmente durante los últimos 18 meses de su vida, cuando su voz se alzó más fuerte que nunca en defensa de su difícil situación. En particular, para los refugiados en la Iglesia de la Sagrada Familia, Francisco fue mucho más que un líder espiritual: fue una presencia constante, un faro de esperanza que, en medio del horror, les recordó que no estaban solos.
La respuesta militar israelí en Gaza ha dejado más de 50.000 muertos palestinos, de los cuales aproximadamente 17000 son niños. Francisco calificó estos hechos como “crueles” y exhortó a Israel a terminar con la ofensiva; incluso sugirió en sus últimas entrevistas que debería investigarse si su accionar en Gaza constituye o no un genocidio.
Incluso en sus últimos momentos, debilitado por su enfermedad, el Papa Francisco mantuvo su compromiso. El sábado 26 de abril de 2025, horas antes de su fallecimiento, realizó su última llamada a Gaza. Duró apenas 30 segundos.
“Estaba tan enfermo que apenas podía hablar, pero insistió en llamarnos como siempre”, recordó el padre Romanelli.
Mientras el Vaticano inicia una nueva etapa sin Francisco, Gaza, una vez más, queda sumida en la incertidumbre. Pero al menos, para quienes noche tras noche escucharon la voz frágil del Francisco al otro lado del teléfono, queda el consuelo de saber que, aún en los momentos más oscuros, él no los abandonó.
Consultor en comunicación estratégica. De raíces criollas y mestizas, sus antepasados se remontan a la historia del Alto Perú y también a la llegada de migrantes españoles en el siglo XIX. Apasionado por la historia y cultura latinoamericana.