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Desde el primer momento, la experiencia en El Molino Dorado se sintió especial. Todo arrancó con una degustación de vodkas, un ritual que aquí se toma muy en serio. Dimitri, nuestro anfitrión de la noche, nos sugirió probar tres tipos, cada uno pensado para un momento clave de la comida.

Para abrir el apetito: un vodka especiado con anís estrellado, semillas de cedro siberiano, cítricos y ramas de canela. Suave, aromático y con un toque dulce que calienta desde el primer sorbo.

Para el plato principal: un vodka con jengibre, miel y pimienta rosa, más intenso y picante, perfecto para acompañar sabores potentes.

Para el postre: un vodka de siete frutos del bosque, refrescante y frutal, ideal para limpiar el paladar y cerrar la comida con un toque dulce pero sin empalagar.

Todos los vodkas llegan a la mesa bien helados, lo que realza sus aromas y hace que cada trago sea aún más disfrutable.

La auténtica ensalada rusa

Como entrada, nos sirvieron la verdadera ensalada rusa, y nada que ver con la que conocemos en Argentina. En lugar de una simple guarnición de papa y zanahoria, nos encontramos con un plato mucho más complejo, con más de nueve ingredientes que le daban una textura y un sabor increíble.

El risotto ruso especiado

El plato principal fue una sorpresa total: un risotto ruso con carne de cerdo, inspirado en la gastronomía tártara y kazaja. La base es un arroz cocido a fuego lento con 14 especias diferentes, que le dan un sabor profundo y súper aromático. La carne de cerdo, tierna y jugosa, se marina antes de cocinarse, potenciando aún más el plato.

A diferencia del risotto italiano, esta versión es más intensa en sabor y tiene una textura más firme. Cada bocado era una explosión de especias, con ese equilibrio perfecto entre lo ahumado, lo terroso y un toquecito dulce que redondeaba todo.

Torta Napoleón: el final perfecto

Para cerrar la noche, no podía faltar un clásico de la repostería rusa: la Torta Napoleón. Similar a la milhojas, pero con su propia personalidad, esta delicia tiene capas finísimas de masa hojaldrada y una crema pastelera casera que se deshace en la boca. Dulce en su justa medida, ligera y con ese toque casero que la hace irresistible.

Cómo llegar

No te pierdas la experiencia gastronómica de Dimitri y El Molino Dorado. Vale la pena visitarlo y disfrutar no solo de su carta, sino también de su calidez personal. La dirección es Quito 4100 (esquina 33 Orientales), Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También podés seguirlos en su cuenta de Instagram: @elmolino.dorado

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Licenciado en Comunicación Audiovisual (UNSAM) y Locutor Integral de Radio y TV, con más de 15 años de experiencia en radio. Sus raíces familiares provienen de Génova, Asturias y Polonia.


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