Cada 18 de diciembre, el Día Internacional del Migrante invita a detenernos y mirar más allá de las cifras para reconocer las historias, los recorridos y los aportes de quienes cruzan fronteras en busca de una vida digna. Con ese espíritu, Refugio Latinoamericano reúne tres historias de vida que hablan de arraigo, trabajo, identidad y comunidad. La de Teolinda Urquía y su hija Gabriela, venezolanas que transformaron el desarraigo en un proyecto familiar a través de la cocina en City Bell; la de María José “Majo” Hernández Nava, quien encontró en Córdoba un hogar y en la gastronomía una forma de expresar su identidad caribeña; y la de Carlos Alexcys Cuéllar, migrante boliviano cuya vocación artística y compromiso comunitario lo llevaron a construir una trayectoria pública en Villa Gesell. Tres relatos distintos, atravesados por una misma experiencia: migrar no es solo partir, también es construir, aportar y volver a echar raíces.
María Jose Hernández Nava, mejor conocida como Majo, es una mujer migrante de origen venezolano que actualmente reside en Villa Allende, provincia de Córdoba, Argentina. Allí tiene su pequeño rincón de comida latinoamericana, con el foco puesto en la cocina venezolana.
Majo siempre fue nómada. En Venezuela vivía siempre de aquí para allá, pero algo que la acompañó constantemente además de su mochila fue la cocina.
Proviene de una familia monoparental, muy trabajadora, compuesta por una madre autónoma, cuatro hermanas y un hermano, en la que la cultura del trabajo la acompañó siempre. En Venezuela estudió publicidad y relaciones públicas en la ciudad de Maracaibo.
En los años 2013, 2014 comenzaron los problemas en Venezuela. El 5 de marzo de 2013, con la muerte del presidente Hugo Chávez y la incertidumbre del nuevo líder político, la situación comenzó a agravarse más y más. Majo cuenta que no podía ir a la universidad en la que en ese momento estudiaba: “Para ir a la universidad era muy difícil, tenía que cruzar bombas lacrimógenas, el problema en las calles era mucho y yo estaba en Caracas, en la capital”.
Fue en esa época que se hizo amiga de Selva, vía Facebook. Una mujer migrante paraguaya que vivía en Córdoba y que estaba de viaje en Venezuela. Gracias a ella es que Córdoba se convirtió posteriormente en el hogar de Majo.
En julio de 2015 llegaba a Ezeiza con la sola idea de viajar, sin saber lo mucho que se enamoraría de la Argentina y de su gente. Su intención al dejar su país era recorrer, conocer otras partes del mundo y a la vez trabajar para juntar dinero con la idea de volver a Venezuela a emprender. “No tenía miedo, tenía adrenalina”, explica Majo al recordar su primera llegada al país y cuenta que al llegar a la Argentina no tenía ni dinero ni celular. “Había traído chocolates, y no pensaba que le podía pagar a la gente con chocolates, sin embargo, un chico me prestó su celular para llamar a mi amiga y a cambio le di chocolates”, cuenta.
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Al llegar a la provincia de Córdoba, intentó insertarse laboralmente en el ámbito gastronómico, pero no fue sencillo: muchas puertas se le cerraban y aun así, la vocación por la cocina se mantenía intacta. Continuó buscando oportunidades con la misma determinación que tanto la caracteriza.
Ella ya es una Cordobesa más. “Viajo fuera de Argentina y extraño Córdoba y viajo fuera de Córdoba, pero dentro de Argentina y quiero volver a Córdoba”, nos comenta Majo entre risas y anécdotas. “Lo que más me gusta de Córdoba es la gente, el cordobés te abre la puerta de su casa, al principio es desconfiado, pero una vez que te agarra cariño te ayuda en lo que necesites”.

Mulata es su rincón venezolano en una pequeña ciudad de la provincia de Córdoba, allí la gastronomía ocupa un rol central. El emprendimiento gastronómico nació como su proyecto de tesis en la facultad. En agosto de 2017, Majo, agobiada por la monotonía de su día a día, decidió estudiar para profesionalizarse en eso que tanto la apasiona, la cocina. Es ahí cuando se anota en la carrera de Técnica Gastronómica en la SECAL, una escuela de cocina en el centro de Córdoba.
Como proyecto final de la carrera tenían que crear un proyecto gastronómico. En grupo de cuatro estudiantes, Majo les propuso a sus compañeras crear un restaurante que fusionara la gastronomía de distintos países latinoamericanos. A raíz de ello debían elegir un nombre. En ese entonces, Majo salía todos los domingos a hacer trekking, siempre con su pañuelo en la cabeza para protegerse del sol y caminar con comodidad.
Sus compañeras de trekking le pedían siempre que les enseñe a ponerse el pañuelo en la cabeza de la manera que ella lo usaba. Cuando Majo se los enseña, sus compañeras les dicen: “ahora sí, nosotras también parecemos una mulata”. Fue ahí cuando su cerebro hizo click y pensó “¡Claro, yo soy mulata, eso es lo que soy!”, “Mulata representa la esencia femenina caribeña, su fortaleza, calidez, bondad y empatía de la misma naturaleza, sin distinción de etnia, color o credo, su nombre honra a la mujer latina”.
El siguiente paso fue crear un logo, y para eso se contactó con una amiga que le realizó lo que fue el primer logo de “Mulata” tomando como modelo algunas fotos de la propia Majo. Cuando le pregunté a Majo que le diría a la Majo de hace 10 años que estaba a punto de venir a la Argentina me contestó: “Le diría lánzate porque vas a lograr todo lo que te propongas y más. Argentina me dio más de lo que yo imaginé, vine por tres meses y estoy hace 10 años. Yo siempre supe y quise ser gastronómica, he hecho llorar a la gente con mi comida”.
Majo tiene planes a futuro. En cinco años quiere ver muchas sucursales de “Mulata Gourmet” en Córdoba y por qué no en el mundo. Actualmente, trabaja en un proyecto para abrir una sucursal en el centro de Córdoba y se viene mucho más para el verano 2026. Un gran paso a tomar es el registro de su marca, patentar el nombre de Mulata y culminar con todos los requerimientos legales para su local y futuras sucursales. Asimismo, entre sus objetivos a largo plazo se encuentra reactivar la producción de alimentos congelados, que fueron el origen de Mulata.
Imagen de portada: Majo con las banderas de Venezuela y de Argentina en la puerta de su emprendimiento gastronómico en Villa Allende | Foto: Instagram de Mulata Gourmet
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Abogada egresada de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina. Maestranda en Derecho Internacional Privado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y adscripta a la cátedra de Derecho Internacional Privado en la UNC y la UBA. Proviene de una familia con raíces en Italia y España.
