Compartir:

La última dictadura militar Argentina promovió la guerra de Malvinas utilizando un noble sentimiento patriótico en beneficio propio. Detrás de un reclamo por soberanía surgen aún hoy relatos velados de aquellos protagonistas. El rol de los pueblos originarios, como antecedente histórico y en el conflicto armado. La vigencia de la cultura por la malvinización.

“Mirar hacia atrás” suele ser en la vida de un individuo un ejercicio de revisión del pasado, una acción voluntaria habitual en búsqueda de elementos para el balance. Lo podemos hacer descubriendo recuerdos, mirando fotos, cerrando los ojos para ver a los que ya no están, o imaginar lo que no pudo ser. Es una actitud necesaria para construir el presente, una estrategia de anticipación ante la interpelación permanente del porvenir. Pero cuando lo hacemos como cuerpo social, con sentido riguroso desde el campo de las ciencias o desde el entramado comunitario nos encontramos no sólo con sensaciones colectivas sino además con datos duros, evidencias y gritos silenciados. Con puertas cerradas de tiempos pretéritos y puertas por abrir hacia adelante. Los antecedentes, actualidad y futuro del “tema” Islas Malvinas no resultan ser la excepción cuando de abordarlo se trata. 

Al finalizar la guerra, luego de la derrota ante las fuerzas del coloniaje inglés, la sociedad Argentina pareció entrar en una etapa de silenciamiento respecto al asunto bélico. Con la dictadura genocida en retirada y a las puertas del retorno democrático, la senda de la historia oficial sobre los hechos bifurcaría su camino justo antes del campo “minado de voces” del conflicto. Una consulta liviana en la web nos devuelve que la “desmalvinización” se trató de “un concepto y fenómeno mediante el cual los medios de comunicación se abstuvieron de mencionar la guerra”, siendo los soldados ignorados a su regreso al continente. Dicho “dispositivo político discursivo”, según Alain Rouquié, se propuso “disolver el fervor patriótico y anti colonial en los sectores populares” respecto a Malvinas a fin de consolidar el orden institucional de la vuelta de la democracia, retomar las relaciones con las grandes potencias e instalar la colonización en el imaginario argentino como forma de dinamitar todo lazo cultural previo a la guerra con los antecedentes de ocupación del siglo XVIII, y orígenes de la presencia argentina en el siglo XIX en esas tierras. Esta línea de acción desmalvinizadora se profundizó en la presidencia de Carlos Menem, durante toda la década del 90, época conocida popularmente también como de “relaciones carnales” con los EEUU, cuya madre patria es el imperio británico.

A partir de la década del 2000, en un contexto marcado por el agotamiento del modelo neoliberal de los años noventa y la profunda crisis económica, política y social que culminó en la crisis de representación de 2001, se observa un proceso de revitalización del debate público en torno a la cuestión Malvinas. Este fenómeno se desarrolló en un escenario regional caracterizado por la emergencia de gobiernos progresistas en América Latina, los cuales desafiaron los fundamentos del orden unipolar vigente en la década anterior y reafirmaron la necesidad de asumir políticas independientes. La revalorización de la soberanía como condición fundamental para superar la crisis permitió, a su vez, un proceso de “malvinización” en la interpretación del pasado reciente. Este proceso no solo impulsó un mayor reconocimiento público de los veteranos de Malvinas, sino que también tuvo un impacto significativo en los medios de comunicación y en las industrias culturales, en un contexto político atravesado, además, por una fuerte sensibilidad hacia la lucha por los derechos humanos desde el Estado. En términos más amplios, la deconstrucción del orden hegemónico neoliberal facilitó la recuperación de aquellas historias que permanecían silenciadas dentro del tejido social.

Desde Refugio Latinoamericano nos propusimos abordar la cuestión de pertenencia, identidad y sentido de la otredad en torno al tema, a partir de una entrevista con el periodista, Prof. Edgardo Esteban, ex combatiente argentino en la guerra de las Islas Malvinas.

—Teniendo en cuenta fuentes estadísticas inglesas del año 2012 que dicen que el 28% de la población de las Islas Malvinas nacieron en Gran Bretaña y que el 47% nació en las islas; y que según Martín Bericat en su crónica “¿Vivirías en Malvinas?” plantea que elegiría vivir allí si ese “pedazo de Londres en el medio del Atlántico sur fuera total y fácticamente parte de Tierra del Fuego, sin quintas y sextas y séptimas generaciones de escoceses en pleno territorio argentino: ¿cómo elabora, construye o edifica el sentido de pertenencia un ex combatiente a 43 años de la guerra de Malvinas?

—Es complicado el tema de los habitantes de las islas porque si uno solamente se remite a los dos últimos censos, el del 2010 y el del 2021 podemos ver que en el del 2010 la población que estaba en Malvinas era de alrededor de 62 países distintos y en el 2021, en el medio de la pandemia o tras la pandemia, había habitantes de 81 países distintos, es decir, que es un lugar en donde la mayoría de la gente va a hacer plata, es un paraíso fiscal. Hace su negocio y cada vez se va disipando más la cantidad de los habitantes que vienen de la descendencia británica, tanto irlandesa como escocesa e inglesa. Aparte de los jóvenes que terminan el secundario, se van a estudiar a universidades en Europa, en su gran mayoría no regresan y hay un problema complejo para ellos porque hay niños, gente muy joven y gente muy anciana respecto a lo que tiene que ver con esa descendencia. Si vos me preguntás a mí por el sentido de pertenencia de los ex combatientes, el que vive una situación límite como una guerra y más en esta situación tan especial que fue el conflicto bélico del Atlántico Sur, es algo que se queda marcado a fuego. Malvinas es parte de nuestra historia. Es una fotografía que no se va más, es esta cuestión de la identidad que fue muy difícil al comienzo porque hubo una sociedad que no asumió la derrota, que prefirió el silencio en lo que fue la transición a la democracia, sin tocar las causas de esa democracia producto del final de la guerra y el fracaso de la dictadura militar con relación a la guerra.

El tiempo ha cicatrizado esas heridas. Desde el 2002-2003 Malvinas comienza a ser una historia o un relato mucho más profundo en lo que tiene que ver con la pertenencia, con la transversalidad, pero también le da lugar a los ex combatientes. El pueblo argentino empezó a encontrarse con los ex combatientes. Hoy somos el faro que guía esta lucha, esta pertenencia, esta identidad, esa transversalidad. No hay un evento, salvo el mundial de fútbol, como fue cuando salimos campeones del mundo, en donde el pueblo argentino se ponía la celeste y blanca y nadie se preocupaba si el de al lado era de River, de Boca, de San Lorenzo, Estudiantes, de Gimnasio o Deportivo Morón.

El único evento similar a esa situación es el que se va a vivir este 2 de abril, en donde en cada pueblo, por más pequeño que sea, nos ponemos la celeste y blanca, corremos de lado nuestras ideologías y hacemos un homenaje a esos compañeros que están allá en Darwin, marcando el camino y el rumbo de esta lucha que tiene que perdurar en el tiempo, porque la causa Malvinas es un pasado, pero también es un presente y tenemos que entender que también es un futuro del cual tenemos que trabajar todos los días.

Portada del libro de poesías “Notas en el viento” de Edgardo Esteban | Imagen: Ediciones De la Paz

—En relación a tu poesía “Mojones” que escribieras a tu vuelta de la guerra de Malvinas, donde en una parte escribis:

“Las apariencias engañan. 

Malvinas lo tapa todo. 

Lo esconde todo”

¿Cuál es tu opinión acerca de excombatientes de pueblos originarios, por caso los soldados de la comunidad QOM, los cuales fueron “rescatados” en los últimos años en el libro “Los Qom del Chaco en la Guerra de Malvinas” del historiador qom Juan Chico

—Cuando estaba en el Museo Malvinas, junto con la Universidad de La Matanza y el gobierno de la provincia de Chaco de aquellos días, trabajamos justamente en la producción de un documental que se llama “El vuelo del colibrí”, que es a partir de los textos de Juan Chico y de las experiencias y las entrevistas que él hizo a los referentes de la comunidad Qom y a aquellas dos sobrevivientes, una de 114 y otra de 110 años. Un documental maravilloso, que toca en la primera parte el “Yo Soy Napalpí”. Allí cuenta lo que significó para ese pueblo la masacre, el aniquilamiento, la persecución por parte de las propias fuerzas armadas a pedido de la provincia de Chaco. Si no me equivoco los hechos fueron el 19 de julio de 1924. Se cumplieron 100 años el año pasado. La segunda parte de este documental es “Yo soy Malvinas”, cuenta cómo esos descendientes de la comunidad Qom tuvieron que ir a la guerra sin saber dónde estaban las Islas Malvinas y de esas zonas de 40 grados de temperatura ir a lugares de 20 grados, bajo cero. Toda esa experiencia.

A mí me conmueven dos historias de dos soldados que cuando fueron dados de baja no sabían dónde vivían, no sabían cómo se llamaban sus pueblos, y le dieron de baja y quedaron en la capital federal. Uno de ellos se fue a vivir a Quilmes y después de cuatro años de transitar por Quilmes y deambular por las calles, se cruzó con un amigo que lo reconoció. Su familia pensó que había muerto y él estaba ahí. Finalmente se reencontró con ellos después de cuatro años del conflicto bélico. Son historias terribles y en ese contexto también creo que es importante rescatar a Aldo Leiva, que es el primer ex combatiente diputado nacional, que viene de esas tierras, que vivió en el medio del monte, en un rancho sin luz, sin gas hasta los 14 años. Que también fue a Malvinas y que después tuvo su trayectoria política. Hay muchos compañeros de aquellos lugares y particularmente de pueblos originarios que son parte de esta historia que está escondida y les recomiendo rescatar con este documental. Con “El vuelo del colibrí” van a entender cómo se vivió primero la experiencia del pueblo Qom y las secuelas o las consecuencias de esos mismos descendientes en la guerra de Malvinas en 1982.

Soldados argentinos comiendo en el frente de batalla | Imagen: Conclusión

Néstor Kirchner en su primer 2 de abril, del año 2004, como presidente Argentino, en un discurso en Tierra del Fuego dijo: 

“Para nosotros el 2 de abril -y así será para todos los argentinos- no es una fecha más. Soñamos, acompañamos a nuestros héroes, sufrimos, nos dolió y lloramos todo lo que nos fue sucediendo, pero también siempre recordamos con profundo amor cristiano y argentino a estos patriotas, hoy muchas veces olvidados, que fueron y defendieron como corresponde los intereses de la Soberanía Nacional, palabras tantas veces olvidadas y que nosotros desde el sur la volveremos a instalar en el corazón de toda la Patria.

Teniendo en cuenta que veníamos de un proceso de “desmalvinización” por parte de la dictadura argentina y de la presidencia de Carlos Menem, en donde se hegemonizaron discursos para evitar debates y reflexiones en torno a la guerra en la sociedad argentina. Si además pensamos la presencia en los años 1820, 1824 y 1833 en Malvinas de criollos e indígenas (guaraníes, charrúas) no “reconocidos” ni reivindicados por los libros de la academia. ¿Cómo pensás la otredad, al sujeto “ciudadano” y político que reclamará soberanía en las futuras generaciones de argentinos y argentinas, tanto en el devenir de construcción cultural puertas adentro como geopolítico con presencia en los organismos internacionales?

—Vos me preguntás por la otredad y un 2 de abril del año 2013 una ex presidenta dijo “la Patria es el otro”, en Puerto Madryn. Al día después la ciudad de La Plata se inundaba y ahí se veía la solidaridad y la otredad que vos decís. Malvinas es parte de esa otredad, de la transversalidad. Recién te decía que no hay un acto en Argentina (el 2 de abril) que no recuerde, o no hay un pueblo en Argentina que no recuerde a sus soldados que están ahí enterrados como un faro en el cementerio de Darwin. Algo muy similar al mundial de fútbol, a lo que es ponerse la celeste y blanca. No hay otros dos ejes tan fuertes como el deporte y la pasión que uno siente por el equipo al cual pertenece o a la selección argentina, como también por la causa Malvinas. Hay muchas miradas, hay muchos intereses, hay muchas diferencias, pero hay un eje puesto en Malvinas.

La “desmalvinización” que decía Néstor Kirchner, que está en tu pregunta, alude a muchas contradicciones. Hoy tenés un presidente que reivindica a Margaret Thatcher o a Ronald Reagan, una vicepresidenta que reivindica a Malvinas desde la dictadura militar. Los que pensamos la palabra soberanía, no solamente como soberanía marítima o territorial sino educativa, cultural, comunicacional, económica, individual, lo hacemos desde una construcción colectiva, y de esa otredad. Para ellos somos traidores a la patria o somos desmalvinizadores porque hablamos de la mirada humana, de lo que nos pertenece como parte del territorio. Malvinas no son dos islas, son seis millones de kilómetros cuadrados, es la reserva ictícola que hay en nuestro mar austral, esos 187 mil millones de dólares que se recaudaron de regalías pesqueras por parte de los británicos, de ese paraíso fiscal que es Puerto Argentino. Lo que significa la mirada hacia el futuro, en lo que va a ser la disputa del agua en la Antártida, o los recursos naturales, también es parte de esta otredad o esta lucha que tenemos que entender. Además de ese pasado, de la usurpación de 1833, de lo que uno tiene como sentimientos, de lo que significó la experiencia de haber estado una guerra como fue la de 1982, uno mira hacia adelante porque pienso en mis hijos, en su futuro, en sus sueños. Entonces todo el tiempo pienso en esa otredad, en ese poder marcar esa transversalidad que hoy está un poco escondida, que hoy no se siente, pero que es parte de un camino que tenemos que construir. Pueden pasar cinco, cincuenta o quinientos años pero no vamos a claudicar nuestra lucha en favor de la causa Malvinas. Como ex combatiente siempre soñé ver flamear nuestra celeste y blanca en las islas. Quizás sea difícil, pero no me resigno en esa lucha. No me voy a resignar por un gobierno o por un momento. Todo pasa, esto también, y vamos a volver con la misma o más fuerza en ese reclamo de exigir al Reino Unido que nos devuelva lo que nos corresponde. Aún son nuestras “hermanitas perdidas”. No me pienso cansar de transmitirles esta pasión, este amor y este compromiso a nuestros hijos, a las generaciones venideras. Siempre apostando a favor de la esperanza de recuperar nuestras islas y apostando por la vida.

Compartimos una poesía de Juan Chico, poeta de la etnia Qom, muchos de cuyos miembros fueron combatientes y murieron en el frente.

Bravo Guerrero, de Juan Chico

Malvinas tierra lejana

en el confín de mi patria

rodeada de vientos y nieve

que en sollozo silencio

grita el nombre

de los bravos guerreros

que dejaron mi tierra

para empuñar el fusil

Malvinas tierra lejana

en el confín de mi patria

allí la neblina dibuja tu nombre

bravo guerrero que dejaste tu vida

por mi tierra inmortal

Malvinas tierra lejana

del confín de mi patria

allí siluetas de mis bravos guerreros

surcan la niebla y desde el silencio

gritan y exclaman que las Malvinas

son y serán argentinas.

Añaxaic loquiaq, de Juan Chico

Ayem relec, ‘alhua qaỹoqtaque

yem loga’t na ipa’xac

qolesop na la’at qataq ana haloñe

ye huañantochiguiñumm

nache ỹa’alaxalec ra le’enaxat

na’añaxaicpi loquiaqpi

maye qa’ai naima’alhua

ra nasaqa’a anam ogoxonaqte

ayem relec’alhua maye qaỹoqtaque

yem loga’t na ipa’xac

huaña na sheue ỹiyiñe ra ‘are’enaxat

‘añaxaic loquiaq maye’auachiguiñe ra’anachaalataxac

souaxat na ña’alhua maye saileuapec

ayem relec ‘alhua maye qaỹotaque

yem loga’t na ipa’xac

ram lataxac na ‘añaxaicpi loquiaqpi

coleesop na sheue qataq nachiyi yem lle’emaxa

ỹa’alaq qataq Ialac, ra ayem relec

maiche Ialamaqte na qarpa’xac.

+ notas

Comunicador popular y digital de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. Platense de pura cepa. Poeta. Pincharrata y peronista. Con ascendencia libanesa (Jasime), española (Giner), portuguesa (Dias) y autro húngara (Iurada).


Compartir:
Mostrar comentariosCerrar comentarios

Deja un comentario