El cambio de administraciones en Estados Unidos y Panamá, junto con reformas en las políticas migratorias, la cancelación de programas que facilitaban la entrada regular de migrantes y el establecimiento de controles y limitaciones en las fronteras, ha desencadenado un fenómeno de retorno de quienes buscaban mejorar sus condiciones de vida en los países de origen.
Desde 2024, la ruta migratoria que atraviesa la Selva del Darién, conexión entre Colombia y Panamá hacia el norte, ha sido progresivamente restringida, para culminar como ruta cerrada en la declaración del 24 de abril de 2025. Este camino, que antes era utilizado por más de 400,000 personas al año, ha dejado de ser una opción viable para llegar a Estados Unidos.
Simultáneamente, Estados Unidos ha endurecido sus políticas migratorias, inhabilitando todos los programas que permitían solicitar asilo o refugio a quienes ingresaran por la frontera. Las deportaciones masivas han añadido mayor complejidad a esta ya crítica situación.
Para marzo del año en curso, desde la Cámara de Senadores en México, “se anunció el regreso del programa Quédate en México que obliga a los solicitantes a esperar el resultado de sus procesos fuera de territorio estadounidense. También se habló del envío de tropas militares a la frontera y de cambios en las prácticas de detención de los inmigrantes indocumentados que facilitan su expulsión ‘exprés’, así como la desaparición de la plataforma CBP One, una de las últimas vías de entrada regular, que permanecían abiertas para quienes piden asilo” (San Miguel, I., 2025).
Resultados colaterales de las rutas alternas y el retorno voluntario o forzado
El cierre de fronteras migratorias, las deportaciones masivas y la cancelación de programas de asilo y refugio reflejan un desconocimiento de las garantías de derechos. Invisibilizar las razones que llevan a las personas a emigrar representa una forma simbólica de marginar a quienes lo han hecho o consideraban hacerlo.
“Cuando México envía a su gente, no envía lo mejor, no los envía a ustedes. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores y algunos asumo que son buenas personas, pero yo hablo con guardias fronterizos y eso tiene sentido común”
(Donald Trump, 2015).
Los discursos que justifican el endurecimiento de políticas migratorias suelen hacer referencia a la reducción de la delincuencia, tal como ha afirmado en varias ocasiones el actual presidente de Estados Unidos. Sin embargo, estas afirmaciones han sido desmentidas constantemente por investigaciones y datos empíricos que muestran que la delincuencia asociada a los migrantes es un discurso insostenible.
Ante estas restricciones, surgen diversas políticas y estrategias para evitar el ingreso de migrantes, lo que genera diferentes respuestas por parte de quienes no logran cruzar. Una de las principales opciones que se vislumbra es la búsqueda de rutas alternativas para el retorno. Con la clausura de la ruta del Darién, que implica un alto riesgo debido a las condiciones naturales de la selva y a amenazas como robos, violencia sexual, extorsión y trata de personas, muchos optan por rutas marítimas a través del Caribe, las cuales pueden resultar aún más peligrosas. El paso marítimo comprende Colón y Guna Yala, hasta Puerto Obaldía y por último Capurganá, Necoclí o Turbo, donde el viaje dura entre 7 y 9 horas.
Aspectos de profundidad
Reproducir discursos que consideran la irregularidad al emigrar como “ilegalidad” no solo criminaliza y estigmatiza, sino que también revictimiza a quienes han sido deportados, a aquellos que han visto rechazadas sus solicitudes de asilo o refugio y a quienes se encuentran en espera en las fronteras. Migrar hacia territorios donde se desdibujan los derechos humanos da lugar a escenarios propicios para la xenofobia y la discriminación.
Históricamente, migrar hacia el norte de América ha sido el destino ideal para millones de personas que, con diversas vivencias, buscan asilo, refugio o un nuevo hogar en busca de mejores condiciones de vida. A nivel global, distintos estados, regiones y territorios enfrentan crisis económicas, guerras, múltiples formas de violencia y acceso limitado a oportunidades de progreso en materia económica.
La interacción de factores culturales, políticos y económicos ha llevado a una nueva era de retorno, tanto voluntario como forzado. De manera contradictoria, se intenta anular la presencia de migrantes en la construcción de sociedades, ciudades y progresos de naciones enteras. Examinar lo que parece ser la entrada a una nueva era en materia de políticas migratorias —marcada por el cierre de fronteras, el endurecimiento de los filtros de entrada y la deportación masiva— no reduce la migración, sino que la transforma en una experiencia marcada por la violencia, los riesgos y experiencias negativas que empuja a las personas hacia rutas clandestinas que amenazan su vida y su salud.
Imagen de portada: Foto de Alejandro Cartagena en Unsplash
Referencias
Senadora Imelda M. Sanmiguel Sánchez. (2025, 20 de marzo). Iniciativa con proyecto de decreto que reforma la Ley de Migración en materia de artículos de higiene femenina [Iniciativa legislativa]. Cámara de Senadores. http://sil.gobernacion.gob.mx/Archivos/Documentos/2025/03/asun_4865516_20250326_1742921822.pdf
CNN en Español. (2015, 16 de junio). Trump: mexicanos traen crimen y drogas y son violadores. https://cnnespanol.cnn.com/2015/06/16/trump-mexicanos-traen-crimen-y-drogas-y-son-violadores
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Profesional en Sociología y maestranda en Políticas Sociales. Experiencia con implementación y evaluación de proyectos con enfoque de género en poblacion habitante de calle, mujeres rurales de Colombia
