Ante el avance de políticas de ajuste y el deterioro del sistema científico y educativo en Argentina, cada vez más jóvenes profesionales optan por emigrar. En esta crónica, Leandro y Giuliana cuentan su experiencia en Australia, un país que conjuga un modelo económico de libre mercado con un fuerte Estado de bienestar, donde el acceso a la salud, la educación y otros servicios básicos está garantizado para toda la población. Una historia de exilio voluntario en busca de estabilidad y futuro.
Leandro Caltabiano (33) creció en San Luis, Argentina, cursó sus estudios superiores en la Universidad Nacional de San Luis, donde obtuvo el título de licenciado en Ciencias Biológicas. Junto a su pareja, Giuliana García Acevedo (31), licenciada en Psicología por la Universidad Nacional de La Plata y oriunda de Riglos, La Pampa, decidieron dejar Argentina el mismo día que Javier Milei fue electo como presidente de la Nación.
Ese mismo día, Leandro y Giuliana tomaron la decisión de emigrar a Australia, un poco motivados por cumplir el sueño de vivir en un país extranjero, y otro poco impulsados por la situación económica y laboral que se empezaría a vivir desde diciembre de 2023. “Empezamos a planificar la salida del país luego de que Javier Milei ganara las elecciones presidenciales en octubre de 2023, vimos que el panorama empeoraría. En Argentina estábamos bien, cada uno con su trabajo, yo ejercía como docente de tiempo completo y era asesor biológico de una empresa estatal mientras que Giuliana se desempeñaba como asesora en el Senado de la Nación. Teníamos la posibilidad de ahorrar para viajar de vez en cuando, afrontar nuestros gastos de alquiler y servicios básicos”, relata Leandro.
El éxodo de profesionales comenzó a ganar terreno en un país donde, una vez más, el sector científico y educativo fue desmantelado por políticas de ajuste fiscal. Tal como sostiene el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), en diciembre de 2023, a días de la asunción de Javier Milei, la primera medida en materia de política económica del nuevo gobierno fue una mega devaluación del 118% que generó un fuerte impacto en el poder adquisitivo de la población argentina y provocó el descalabro del mercado laboral. En este sentido, Leandro nos cuenta que “durante diciembre de 2023 y los dos primeros meses de 2024, entre el desfasaje de precios y la pérdida de poder adquisitivo, se nos hizo muy cuesta arriba mantener nuestros gastos corrientes. El 24 de marzo, cuando nos estábamos por ir, pensamos que era la mejor opción debido al contexto que se vivía en el país”.
La intuición que tuvieron Leandro y Giuliana al decidir emigrar no estuvo equivocada. El desplome de salarios, el ajuste en subsidios para desarrollos estratégicos y los despidos en instituciones clave que se dedican a la investigación y la innovación son medidas características de los gobiernos de derecha que impactan de manera directa en la emigración de profesionales argentinos, y forman parte de una historia repetida en nuestro país.
A partir de la asunción del gobierno de Javier Milei, los recortes a los programas de ciencia en Argentina han sido una constante. Tanto es así que la resolución 10/2025 de enero de este año pone en riesgo la continuidad de programas como “Construir Ciencia”, “Equipar Ciencia”, “Impactar” y “RAÍCES”, orientado a la repatriación de científicos argentinos que viven en el extranjero.
Australia, el destino de muchos profesionales argentinos
De acuerdo al Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), a partir de 1980, Australia introdujo una serie de reformas tendientes a bajar los sobrecostos de producción en varios sectores: laboral, infraestructura, transporte y energía, a la vez que implementó una apertura económica cuidada y sostenida. Estas reformas no se llevaron a cabo en forma de shock o de manera abrupta, como sucedió en Nueva Zelanda o como sucede actualmente en Argentina, sino que, a través de un proceso gradual y secuenciado, atendió a sectores industriales sensibles, introdujo transferencias sociales con beneficios a los trabajadores y dio especial tratamiento a las economías regionales. A su vez, creó la Comisión de Productividad, un órgano consultivo del Estado que funciona con independencia del gobierno de turno y que ofrece asesoramiento en base a investigación académica. Dicha comisión jugó un rol central en la defensa de políticas públicas para mejorar la calidad de vida de los australianos, que posicionaron a la isla gigante del Pacífico sur en uno de los países con los mejores estándares internacionales.
“Australia es un país lleno de inmigrantes. Está lleno de asiáticos, europeos, latinos. Con los europeos que te cruzas, solo algunos tienen una profesión de base. Sin embargo, la mayoría de los argentinos que viven allá son profesionales, ya sea médicos, ingenieros o arquitectos. Te llama la atención porque son carreras que implican muchos años de estudio en Argentina, pero cuando ves lo que se gana en un trabajo, entendés todo. La diferencia de los salarios entre Australia y Argentina es irrisoria”, enfatiza Leandro.
En San Luis, además de ejercer como docente de matemática, física, química y biología, Leandro realizaba estudios de parámetros físico-químicos de los cuerpos de agua de la provincia con los que aportaba conocimiento al análisis de la calidad del agua potable. A su vez, desarrollaba un proyecto de cría de pejerrey con una estación de producción, cuyo objetivo era evaluar las condiciones de siembra de dicho pez y así aportar a la industria de la pesca y el turismo. Por su parte, Giuliana trabajaba en el análisis y planificación de políticas públicas desde una perspectiva socio-sanitaria.
“Al principio, conseguí varias entrevistas de trabajo. De bachero, jardinero, pero no quedaba. Esa situación me generaba estrés y preocupación, hasta pensé en volverme a Argentina. La resiliencia y el ímpetu que uno le pone es clave para seguir”, nos cuenta Leandro. “Un día, un amigo tucumano me cuenta que hay un argentino que arregla casas y que paga 35 dólares australianos la hora (aproximadamente 25-28 dólares americanos). Eran trabajos de limpieza de vidrios y descarga y armado de muebles. Ese día trabajé 10 horas y me pagaron 300 USD, lo mismo que ganaba como asesor biológico por mes en Argentina. Al otro día, me ofrecieron un trabajo de siete horas por día, por una semana, que consistía en cavar un pozo, llenar la carretilla y vaciarla en el camión. Al finalizar la semana me pagaron 1000 USD, algo que no ganaba con mis dos trabajos juntos en más de un mes”.
¿Cómo es el acceso a servicios básicos en Australia?
Australia implementó sus reformas económicas de manera gradual y secuencial, con una estrategia orientada a proteger a los sectores industriales más vulnerables. Para ello, introdujo transferencias sociales en beneficio de los trabajadores y brindó un tratamiento especial a las economías regionales. Estas medidas estuvieron acompañadas por un fuerte compromiso con la equidad y la inclusión social.
Con sólidos estándares institucionales, el país ha consolidado un modelo que combina libre mercado con un Estado de bienestar robusto. Australia trabaja de forma constante en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos mediante políticas integrales de salud, educación y seguridad social, con el objetivo de reducir las desigualdades y fomentar un entorno en el que cada persona pueda desarrollarse plenamente.
Lejos de bregar por un Estado mínimo, donde el sector público tenga una escasa o nula injerencia sobre la gestión de servicios básicos o se deje los mismos a merced de las reglas del mercado, la política económica australiana de libre mercado (se encuentra en el puesto N.º 6 de libertad económica en la lista global según el ranking de Heritage Foundation) no limita el acceso de su población a servicios esenciales ni (re)niega los programas de bienestar social. En Argentina, sin embargo, se aplica actualmente la política de la “motosierra” que deteriora día a día la calidad de vida de la población por medio del recorte presupuestario en áreas sensibles para el desarrollo, como son la educación, la salud, la infraestructura social, entre otros.
“En la vida cotidiana, las distintas clases sociales se entremezclan sin problemas. Todos tienen acceso a la vivienda, a la salud y la educación sin diferenciar profesiones ni salarios. Hay una buena distribución del ingreso y no se ven grandes brechas entre quienes ganan más y quienes ganan menos. La clase obrera trabajadora no está debajo del nivel de pobreza como pasa en Argentina. El trabajador que menos gana en Australia tiene acceso a un montón de bienes y servicios que en otros países no sucede. La salud es paga, pero accesible. Giuli pagaba una obra social de 40 USD al mes, equivalente a dos horas de trabajo. Todos pueden acceder a la salud porque se la pueden pagar”, comenta Leandro desde Sídney.
El sistema de salud público, conocido como Medicare, asegura atención médica accesible para todos los ciudadanos. De este modo se minimizan las barreras económicas. En cuanto a la educación, Leandro nos cuenta que “hay escuelas por todos lados. El Estado invierte mucho en educación. Hay muchas escuelas rurales, porque el gobierno fomenta y facilita que las poblaciones alejadas de las grandes ciudades tengan acceso a una educación de calidad y aporten a sus lugares de origen”.
“A veces se piensa que todo es privado, que todo está tercerizado y tenés que pagar, pero la verdad no es así, el Estado mantiene los espacios públicos en perfectas condiciones, hay baños públicos, vertederos de agua que son públicos, es decir, que está muy presente para brindar acceso de calidad a determinados servicios. Me llamó mucho la atención que haya un sistema a través del cual se les corta el césped a los jubilados una vez al mes. Es como si el ANSES fuera a cortarles el pasto a los jubilados en Argentina”, comenta sorprendido Leandro.
Plan Nacional para erradicar la Violencia de Género
Australia cuenta con un conjunto de políticas enfocadas en la igualdad de género. Al respecto, Giuliana nos comenta que “Australia es un país seguro en términos generales, pero la violencia contra las mujeres es una problemática que atraviesa a todas las sociedades. Existen normativas y políticas para abordarla desde distintos enfoques, incluyendo servicios de apoyo, educación, concientización y legislación”.
Según el Observatorio Parlamentario Asia-Pacífico, el plan nacional para dar fin a la violencia contra mujeres y niños aplicado en Australia desde 2019, apuesta al trabajo mancomunado de toda la sociedad y trabaja en la prevención, la intervención temprana, la provisión de servicios y medidas de contención y recuperación de las víctimas. “Cuando llegué a Australia hace un año, hubo una serie de femicidios en distintas ciudades que generaron movilizaciones en todo el país. Esto impulsó al gobierno a tomar nuevas medidas y a replantear la problemática desde otra perspectiva, enfocándose en la violencia masculina como un tema central a abordar”, señala Giuliana.
Cabe destacar que este plan nacional se dirige también a la protección de mujeres migrantes y refugiadas. El informe “Empoderando a la mujer migrante y refugiada” del Instituto Australiano de Estudios de Familia destaca los programas de apoyo, instancias de reflexión y conversación y campañas de propaganda dirigidas a la concientización y prevención de dicha problemática, no sólo con mujeres inmigrantes, sino también con mujeres aborígenes e isleñas del Pacífico.
La experiencia de Leandro y Giuliana abre la puerta a una reflexión urgente sobre el presente argentino: cada vez más jóvenes profesionales eligen emigrar en busca de estabilidad y una vida digna. Australia demuestra que es posible articular un modelo económico de libre mercado con un Estado de bienestar robusto, capaz de reducir desigualdades y garantizar derechos básicos para toda la población. En contraste, el desmantelamiento, la negación y el hostigamiento al talento humano y el deterioro institucional de la Argentina solo pueden conducir al retroceso, la exclusión y la fuga de aquello que más valor tiene: su gente.
Amante del Jazz, el tenis, el yoga y los idiomas.
La temática migrante condensa algunos pilares que, desde mi punto de vista, son de suma importancia en cuanto seres intrínsecamente sociales: la empatía, el diálogo y el intercambio cultural como formas de construir una mundo más justo, sustentado en el amor y la hospitalidad.
1 Comentar
Ana C.
Que tremenda la historia de Lean, compartí con el la cursada de mi carrera y es una persona a la que recuerdo con mucho cariño y amor. Además de eso su historia me representa al 100%. El futuro de jóvenes científicos en argentina es absolutamente desolador y cada vez son (somos) más quienes deciden irse del país y buscar opciones afuera. La motosierra (entre otras cosas) se llevó los sueños de quienes desean investigar y hacer ciencia en Argentina.