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En 2025, se cumplen 110 años del Genocidio Armenio. Todos los años, en esta fecha, la comunidad armenia en Argentina y en el resto del mundo se reúne para conmemorar la masacre y reforzar la lucha por los derechos humanos. La historia de este Genocidio está marcada por diversas cuestiones que deben ser recordadas para que nunca más vuelva a ocurrir otro capítulo de crímenes contra la humanidad.

El Genocidio Armenio fue uno de los primeros genocidios ocurridos en el siglo XX. El 24 de abril marca la fecha del inicio de la masacre conducida por el Estado de Turquía, desde 1915 hasta 1923. Según el Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, se calculan entre 1 y 1.5 millones de víctimas, entre personas asesinadas y desplazadas que se convirtieron en refugiados en varios países del mundo, incluso en Argentina.

Los primeros refugiados armenios llegaron acá hacia el año 1920. Según Rubén Camillozzi, vicepresidente segundo de la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires, en una nota en Rumbo Sur, hay cerca de 135 mil armenios o descendientes de armenios viviendo en Argentina, constituyendo la comunidad armenia más grande de Sudamérica. La mayoría vive en la Capital Federal, pero también hay comunidades en Córdoba, Rosario, Mar del Plata y otras localidades.

Aram Mouratian y Agustín Analian son argentinos descendientes de armenios que militan activamente en el Consejo Nacional Armenio (CNA), una organización mundial que trabaja por el reconocimiento internacional del Genocidio Armenio, la visibilidad de la Causa Armenia y, simultáneamente, por el respeto a los derechos humanos. Aram, director ejecutivo del CNA Sudamericano, es muy enfático sobre esta cuestión, y en una entrevista nos cuenta: “Hay algo que quiero aclararte con respecto al trabajo nuestro [Consejo Nacional Armenio]: lo que generalmente pide la comunidad, no es apoyo a Armenia, sino el respeto de las normas internacionales y el respeto a los derechos humanos. No pedimos que Argentina o que ningún país apoye abiertamente a Armenia en ningún tipo de situación. Lo que pedimos es respeto por el derecho internacional (…) Y esto es algo que nos cansamos de decir, pero hay que repetir una y otra vez: un mundo que funciona sin reglas, donde prime el uso de la fuerza, donde no hay organismos multilaterales que puedan mediar, es un mundo en el que nosotros tenemos todo que perder.”

La importancia de esta organización y el impacto que tiene sobre la lucha cotidiana por los derechos humanos se sitúan en la gravedad de lo que fue el Genocidio Armenio, que por diferentes motivos es puesto en la sombra fría del silencio, como sugiere el libro organizado por el sociólogo francés de origen armenio Gérard Chaliand, El crimen de silencio.

Miembros del Consejo Nacional Armenio en la Marcha del 24M. Foto: Maren Souza.

…Lo que pedimos es respeto por el derecho internacional (…) Y esto es algo que nos cansamos de decir, pero hay que repetir una y otra vez: un mundo que funciona sin reglas, donde prime el uso de la fuerza, donde no hay organismos multilaterales que puedan mediar, es un mundo en el que nosotros tenemos todo que perder (Aram Mouratian, del Consejo Nacional Armenio)

Genocidio Armenio: de la Cuestión a la Causa

Para entender la dimensión de lo que fue este genocidio, tenemos que comprender, aunque sea brevemente, la historia del pueblo armenio y lo que son la Cuestión y la Causa Armenia. En primer lugar, cuando hablamos de “armenios” no nos estamos refiriendo solamente a las “personas que nacieron en el Estado moderno de Armenia”. Ser armenio es más que un mero gentilicio: representa todo un conjunto de ricos aspectos culturales, sociales y religiosos de un grupo étnico milenario ubicado en la región del Cáucaso.

Durante dos mil años, los armenios fueron gobernados por sus reyes, nobles y, a veces, dominados por otros imperios vecinos. Además, fueron la primera nación en adoptar el cristianismo como religión oficial, en el año 301 d. C., lo que resultó en diversas invasiones y persecuciones en razón de su fe. Sin embargo, el último reino armenio cayó a fines del siglo XIV, frente al poder del Imperio Otomano en expansión.

En los casi 600 años bajo el yugo de los otomanos, a pesar de ser considerados “ciudadanos de segunda clase” debido a su religión, los armenios pudieron vivir con relativa paz hasta mediados del siglo XIX. Incluso, en determinado momento de la historia, gozaban de cierto prestigio con los sultanes (designación del principal líder del Imperio) por su reputación de honestidad y lealtad.

La situación empieza a cambiar cuando, en el siglo XIX, miles de jóvenes armenios de clase media pasan a frecuentar universidades en otros países europeos, trayendo nuevas ideas sociales y políticas que despiertan un sentimiento de defensa por la vida, las costumbres y los bienes del pueblo armenio. Como bien aclara Agustín Analian:

“La Cuestión Armenia quería exteriorizar o visibilizar los problemas que tenían los armenios cristianos dentro del Imperio Otomano para poder profesar su religión, sus creencias y tener y aspirar a tener el mismo estatus que un otomano dentro del imperio, que un turco o cualquier otro que sea islámico.”

La Cuestión Armenia creció y se fortaleció tan rápidamente que, en 1878, se firmó el Tratado de Berlín en favor de los armenios, elevándola a un nivel diplomático internacional. No obstante, el tratado tuvo un efecto contrario al esperado: como forma de represalia, el gobierno turco empezó a armar miembros de las tribus kurdas para atacar a los armenios. Estas acciones son las primeras tramas cosidas del escenario que permitirá a los turcos llevar a cabo el genocidio.
En la madrugada del 24 de abril de 1915, varios dirigentes políticos armenios, religiosos, educadores e intelectuales fueron arrestados y condenados a muerte por el gobierno turco. Este fue el marco de inicio del Genocidio Armenio. A lo largo de los ocho años siguientes, miles de armenios fueron deportados y asesinados. A las mujeres y a los niños les fueron reservados los peores suplicios de esta masacre: durante semanas, muchos de ellos tuvieron que caminar centenas de kilómetros a través de montes y desiertos, privados de vestimenta y comida.

Mujeres y niños en las caravanas de la muerte en el desierto de Siria. Foto: Archivo Armin T. Wegner. / Agencia Prensa Armenia.

Entre los sobrevivientes refugiados en otras regiones, miles padecieron inanición, enfermedades y agotamiento. Además, el gobierno turco implementó todo el “protocolo genocida” para la eliminación de cualquier resquicio de la cultura armenia: secuestro de niños, profanación de iglesias y monumentos, persecución de defensores del pueblo armenio.
A pesar de todo eso, los armenios todavía tuvieron fuerzas para conquistar un Estado independiente en 1918. Sin embargo, la nueva República Armenia duró apenas dos años. Debido a la debilidad de sus instituciones y del pueblo sobreviviente, en 1920 tuvieron que ceder a la dominación soviética para obtener la protección del Ejército Rojo. Bajo este contexto, surgió la Causa Armenia.

“La Causa Armenia para nosotros es fundamental porque se lucha históricamente a partir de la reivindicación de los derechos del pueblo armenio, como sujeto de derecho. Para nosotros es un punto de partida para transversalizar todos los actos de genocidio o de crimen de lesa humanidad que se les parezcan. Entonces, a partir de enunciar que ‘genocidio que se niega, genocidio que se repite’, utilizamos la causa del genocidio armenio (…) como disparador para hablar del resto del pueblo, (…) para hablar del resto de las causas, para defender los derechos humanos”, comenta Agustín.

Solamente el 21 de septiembre de 1991, luego de la caída de la URSS, el pueblo armenio pudo alcanzar su independencia y formar una nueva república. No obstante, eso no significó el fin de la Causa Armenia. Lamentablemente, Turquía sigue haciendo presión para que el genocidio que ha perpetrado continúe en las sombras del olvido. Además, actualmente Armenia sufre con el conflicto en la región de Nagorno Karabagh (Artsaj), ocupada ilegalmente por Azerbaiyán, un territorio estratégico para la seguridad de los armenios. Según un informe de 2025 de Arman Tatoyan, ex Defensor de los Derechos Humanos de Armenia, presentado en Diario Armenia, ya hay cerca de 150 mil desplazados, miles de muertos y desaparecidos, y armenios detenidos en Azerbaiyán.

Pasados 110 años del Genocidio Armenio, perdura sobre el pueblo armenio la penumbra del odio. Los comandantes políticos y militares turcos nunca fueron juzgados ni condenados por sus crímenes contra la humanidad, y los armenios siguen siendo blanco de políticas y discursos de odio. Por ello, cada año la comunidad se reúne en esta fecha no solamente para recordar a los muertos, sino, sobre todo, para reafirmar la lucha por la Causa Armenia, para exigir el reconocimiento del genocidio, por los derechos humanos, por las personas que sufren diversas formas de discriminación y por los miles de refugiados en todo el mundo.

Comunidad armenia en Argentina: la generación del trauma y las generaciones de la lucha

Los armenios que pudieron escapar del genocidio o que fueron expulsados por los turcos no son apenas inmigrantes, son refugiados. Esta afirmación puede parecer algo obvia o menor, pero no lo es. Les debemos decir “refugiados” porque fueron personas obligadas a vivir en otros países por una cuestión de sobrevivencia y, también, porque fueron impedidos de volver a sus hogares.
La primera generación de refugiados armenios llegó a Argentina a principios de la década de 1920. Llamada “generación del trauma”, no querían hablar de lo que sufrieron. Sus recuerdos eran demasiado dolorosos. Fundaron su iglesia, escuelas, centros culturales y deportivos, y la comunidad comenzó a desarrollarse alrededor de estas instituciones. Deseaban solamente trabajar y mantener viva la esperanza de volver a su país.

Primeras generaciones de armenios en Argentina. Foto: Centro Armenio – Argentina.

Hoy, en Argentina, la comunidad armenia está conformada principalmente por personas de la tercera y cuarta generación, conocidas como las “generaciones de la lucha”. Son personas que en su juventud lucharon contra los horrores de la dictadura cívico-militar, y cuyos hijos militaron en contra de las políticas neoliberales en los años 1990, que culminaron en la trágica crisis social y económica de diciembre de 2001.

Gracias a estas generaciones, la Causa Armenia ganó más relevancia y espacio en la sociedad argentina. En los años 1980, con el presidente Alfonsín, Argentina se convirtió en un fuerte aliado de la Causa Armenia, vinculando ese tema a las cuestiones de derechos humanos de la dictadura y de la Guerra de Malvinas. Finalmente, el 11 de enero de 2007, bajo el gobierno de Néstor Kirchner, fue promulgada la Ley N.º 26.199, la cual declara el 24 de abril como “Día de Acción por la Tolerancia y el Respeto entre los Pueblos, en conmemoración del genocidio sufrido por el Pueblo Armenio”.

Sin embargo, a partir de la promulgación de esta ley, Agustín afirma que “Turquía empezó a mirar a la Argentina y a Sudamérica. A medida que nosotros avanzábamos, Turquía empezaba a poner foco acá. Entonces empezó a ser más activa la embajada de Turquía. Después, nosotros pusimos una embajada argentina en Armenia en el 2011. Inmediatamente, Azerbaiyán consiguió poner una embajada argentina en Azerbaiyán. Entonces ahí fue cuando, de 2011 para acá, a nosotros se nos complicó todo.”

Todavía hoy, la presión política del gobierno turco es uno de los principales factores que juega en contra del reconocimiento del genocidio y de la Causa Armenia por otros países. El negacionismo de Turquía y Azerbaiyán se difunde a diario, mientras una nueva limpieza étnica ocurre en Artsaj.

Marcha del 24 de abril

Como todos los años, el 24 de abril la comunidad armenia convoca una marcha conmemorativa de los 110 años del comienzo del Genocidio Armenio. En Buenos Aires, la marcha avanza hasta frente a la residencia del embajador turco en Argentina como forma simbólica de exigir el reconocimiento del genocidio y el fin del negacionismo de Turquía y Azerbaiyán.

Además, en 2025 también marcharán “por el derecho al retorno con garantías de seguridad internacional de la población originaria de Artsaj a sus tierras ancestrales, por la liberación de los rehenes armenios ilegalmente encarcelados en Bakú y por la conservación del acervo cultural milenario armenio de Artsaj”, menciona Agustín.
La marcha de este año en Capital Federal está marcada para el próximo jueves 24, a las 19 horas, en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la UBA.

Equipo periodístico |  + notas

Es Licenciado en psicología por la Universidade Estadual Paulista (UNESP/Brasil), con un magíster en Derechos Humanos y Sociedad, Migrante brasileño, reside en la Argentina desde 2018. Actualmente cursa la carrera de periodismo en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).


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