En su página web Fiorella La Rosa (32) se define, antes que cualquier otra cosa, como venezolana y argentina. Llegó a Buenos Aires desde Cabimas, una ciudad del estado Zulia, en 2017. En Venezuela los viajes en familia eran su pasión. Pero no fue hasta que emigró y empezó a recorrer la Argentina –y a hacer de eso su emprendimiento– que adquirió su segunda nacionalidad. En noviembre de este año recorrió la última provincia que le faltaba por conocer: San Luis.
“Me siento de las dos naciones porque nací en Venezuela y tengo mi cultura venezolana, pero también al llegar a la Argentina me encantó el país, me encantó la cultura, la gastronomía, los paisajes y por eso también me siento argentina”, cuenta. “Tanto desde el sentir como desde lo legal, porque ya logré tener la ciudadanía”.
El sentir de Fiorella fue evolucionando en paralelo a las necesidades de sus seguidores en redes sociales. De los más de 217 mil que tiene en Instagram la mayor parte son argentinos. No siempre fue así. En un primer momento, cuando llegó, el duelo migratorio la impulsó a publicar contenido relacionado a la migración. En esa primera etapa no solamente logró ganar seguidores venezolanos y atender su necesidad de permanecer en contacto con sus compatriotas, sino también hacer sus primeras amigas locales.
“Fui evolucionando en el contenido, así como todos fuimos evolucionando como inmigrantes”
“Cuando llegué a la Argentina empecé a compartir mi historia migratoria en redes sociales. Sentía que faltaba información. Fui una de las primeras personas de mi círculo cercano que emigró y todos me preguntaban cómo lo había hecho, cómo había tramitado mis documentos”, comenta. En ese momento la migración no era algo tan cotidiano para los venezolanos como sí los es hoy.
“Fui publicando cómo conseguí los papeles, un alquiler, una tarjeta de crédito, todo lo que la gente cuando llega necesita saber”. Con el tiempo las necesidades de la población migrante cambiaron. “Ya no necesitaban saber dónde tramitar el DNI sino dónde ir a comer, festejar un cumpleaños o viajar en un fin de semana libre. Fui evolucionando en el contenido, así como todos fuimos evolucionando como inmigrantes”, agrega.
En 2019 se decidió a hacer publicaciones con información sobre viajes. Pero la pandemia representó, como para muchos, un parate y un gran desafío. “En 2021 abrieron al turismo interno y ahí empecé de lleno”.
“Me siento parte de este país, fui muy bien recibida”
Eso le permitió compaginar sus dos pasiones: la de bioquímica, carrera que estudió y ejerció en Venezuela, y la de “travel blogger”, que le permite subsistir hoy. “Me encanta ser bioquímica, pero acá en Argentina me costó mucho poder ejercer. Por ese motivo traté de reinventarme para dedicarme a otras pasiones”, como la de viajar. “La parte de bioquímica está porque soy muy investigativa, no me quedo con ninguna duda de algún lugar o destino, y eso creo que me lo dejó mi carrera”.
Así como los viajes la fueron convirtiendo un poco en argentina, la vida la fue llevando a trabajar para ser lo que quiere ser. “Ahora me siento súper identificada con ser travel blogger. Me encanta, siento que no podría vivir sin trabajar de lo que trabajo, sin hacer lo que hago. Todo el tiempo estoy pensando cuál va a ser el próximo destino”.
Destinos cruzados
“Hay muchos paisajes que me recuerdan a Venezuela. Por ejemplo, Iguazú, toda la parte selvática, me recuerda mucho a lo que es La Gran Sabana. Las cataratas tienen también un parecido a las de Puerto Ordaz”, cuenta Fiorella. “Venezuela, al igual que Argentina, tiene atractivos muy diversos. Nosotros tenemos montaña, tenemos selva, tenemos playa, de todo tenemos, igual que Argentina”.
Por eso sueña, algún día, poder documentar los lugares turísticos de su otra nación.
Periodista especializada en migraciones y Lic. en Relaciones Internacionales. Trabaja desde hace más de 20 años en diferentes medios de comunicación. Sus raíces migrantes provienen de España, Italia y Escocia.