Mi historia migrante es una historia de exilios y se remonta, por un lado, a mis antepasados de origen vasconavarro, por otro, a mis bisabuelos provenientes de Guangzhou y Okinawa. Todxs ellxs se encontraban en situación de movilidad, huyendo de enfrentamientos armados y buscando establecerse en tierras que les permitieran trabajar y criar a sus hijos. Es así que llegaron a América Latina.
Considero fundamental que las historias de personas migrantes sean contadas por sus protagonistas. En esta tarea resulta necesario visibilizar no sólo las dificultades a las que muchas veces se enfrentan sino, además, los aportes económicos, políticos y culturales que realizan en las comunidades de acogida.
Me apasionan las expresiones artísticas, especialmente las danzas, la pintura y el dibujo.