En un mundo cada vez más interconectado pero también polarizado, preservar espacios que permitan la expresión de voces diversas es crucial para construir una sociedad más inclusiva y justa. Estos espacios no solo enriquecen el debate público al incorporar perspectivas diferentes, sino que también actúan como barreras frente a los estereotipos que reducen identidades complejas a simplificaciones dañinas. Garantizar la pluralidad en los medios de comunicación y en los discursos sociales es, en última instancia, una herramienta indispensable para proteger la libertad de expresión y fortalecer el tejido democrático.
En este contexto, donde las narrativas mediáticas son esenciales para construir percepciones sociales, la cancelación de “El Cálamo” de la TV Pública, un programa promovido por el Centro Islámico de la República Argentina (CIRA), marca un retroceso en la representación de las comunidades migrantes árabe-musulmanas en el país. Este programa que compartía las mañanas dominicales con la Misa, y el programa Shalom AMIA, fue sacado del aire sin más explicaciones que a razón de una “reestructuración”, pero la Misa mantuvo su horario, el programa de AMIA fue reprogramado para la tarde y El Cálamo no tuvo propuesta alguna. “Se nos informó que estaban haciendo una reestructuración, pero no nos ofrecieron otro horario. Simplemente nos dijeron: ‘el programa no sale'”.
Desde sus inicios, hace casi 13 años atrás, El Cálamo destacó por su capacidad de tender puentes entre la comunidad árabe-musulmana en Argentina y la sociedad argentina no musulmana en general. A través de entrevistas, debates, recetas, segmentos culturales, y la recitación del Sagrado Corán, el programa ofrecía una visión enriquecedora al mostrar la diversidad de experiencias y perspectivas que forman parte del tejido social argentino.
Karim Amores, periodista mendocino, musulmán y parte del equipo de producción del Cálamo, es uno de los tantos que lamenta la pérdida de este espacio. Bisnieto de sirios y profundamente conectado con sus raíces árabes y su fé islámica, creció en un hogar donde estos elementos jugaron un papel fundamental. Karim cuenta que fue su tío Osman, también argentino e importante referente de la comunidad islámica argentina, quien actuó de nexo entre las viejas y nuevas generaciones, compartiendo y preservando la historias, las tradiciones y la fé.
Antes de que Karim cumpliera un año, su familia se mudó de Mendoza a Buenos Aires, donde inició su educación en un colegio árabe islámico en el barrio de Flores. Su madre, aunque de origen católico y no musulmana, abrazó el islam cuando Karim tenía alrededor de 8 años como una decisión personal: “Mis papás se casaron por civil, y mi mamá ya separada hace varios años sigue manteniendo su fé. Eso me demuestra que no fue por mi papá, sino una decisión propia al encontrar respuestas que ella no encontraba y el islam le dio”.
La sensación de Karim con respecto a la cancelación de El Cálamo es de extrañeza, “genera ruido, porque si nos dijeran que la comunidad islámica, la comunidad judía y la comunidad cristiana no van a tener más sus programas en la TV Pública, a nosotros no nos queda otra que agradecer por estos 13 años e irnos. Pero si lo único que sacan es el programa musulmán, entonces es un claro mensaje”. El Centro Islámico intercedió para conseguir explicaciones pero no las obtuvo; y al expresar su preocupación del hecho como un posible acto de islamofobia, su postura fue desestimada.
En palabras de Karim Amores, “me parece que en los últimos años, el migrante en general, el migrante como migrante, es visto de reojo en Argentina”. Esta percepción, un reflejo de estereotipos arraigados, se agrava en el caso de la comunidad musulmana, donde los medios de comunicación, según Karim, “no contribuyen, o son quizá el detonante para que exista ese estereotipo”. Programas como El Cálamo se convertían en herramientas esenciales para combatir estas narrativas simplistas. A través de la representación de historias reales y el diálogo cultural, buscaban desarmar esa imagen unidimensional que, como señala Karim, también se ve reforzada en el cine: “Desde el fin de la Guerra Fría hubo que buscar un nuevo enemigo y con la Guerra del Golfo encontraron al árabe como el enemigo. Siempre el estadounidense o europeo es el bueno y el árabe es el malo”. Al romper con estas narrativas, El Cálamo desafiaba los prejuicios y estereotipos infundados, dando lugar a otras voces, acercándonos el otro lado de las cosas.
La ausencia de espacios que promuevan la diversidad cultural y el entendimiento mutuo no solo priva a las comunidades de la oportunidad de narrar sus propias historias, sino que también empobrece el imaginario colectivo. Cuando se eliminan plataformas que representan voces diversas, como las de las comunidades migrantes y religiosas, se refuerzan los prejuicios y se alimentan los estereotipos que las marginan. Es fundamental garantizar estos espacios para fomentar un diálogo que derribe barreras y genere un reconocimiento mutuo, ayudando a construir una sociedad donde todas las identidades sean respetadas y valoradas.
La cancelación de El Cálamo deja una pregunta incómoda sobre el lugar que ocupa la diversidad en los medios públicos de Argentina. Esto no solo evidencia una falta de compromiso con la pluralidad cultural, sino que también debido en gran parte a la falta de explicaciones, invita a reflexionar sobre las posibles razones detrás de esta decisión. A medida que el gobierno mantiene un vínculo cada vez más estrecho con el gobierno sionista de Israel, y sabiendo que El Cálamo nunca dejó de levantar la bandera por la causa Palestina, la percepción de que estas decisiones responden a agendas políticas más amplias se convierte en un tema de debate inevitable. Sin respuestas concretas sobre este tema y la falta de espacio para la expresión de voces críticas, el desafío de construir una Argentina inclusiva y multicultural se torna aún más urgente.
Al momento de la publicación de esta nota el Centro Islámico logró abrir un canal de diálogo con fuentes gubernamentales para conseguir certezas sobre la continuidad o no del programa.
Es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica Argentina, con experiencia en la redacción de artículos sobre actualidad política internacional, enfocándose en Medio Oriente y Latinoamérica. Actualmente, es voluntaria en el Departamento de Estudios de Medio Oriente del Instituto de Relaciones Internacionales de la UNLP y colabora en iniciativas sociales, como apoyo escolar en el Grupo Ombú.