La cumbia, nacida en la costa caribeña de Colombia, ha atravesado geografías, contextos y generaciones, para consolidarse como algo que trasciende su condición de género musical: es una herramienta de resistencia y una voz colectiva de los márgenes. En su viaje hacia el sur del continente, encontró en Argentina un terreno fértil donde renacer con fuerza y carácter propios. Allí, entre villas y barrios periféricos, la cumbia villera tomó la posta, convirtiéndose en el género de los sectores excluidos. Este recorrido transnacional no solo demuestra la capacidad de la música para reinventarse, sino también, su fuerza como lenguaje compartido entre los pueblos latinoamericanos más golpeados por la desigualdad.
En Colombia, la cumbia emergió en un cruce vibrante de culturas indígenas, africanas y europeas que dieron forma a un lenguaje musical que pronto se convirtió en símbolo de las comunidades afrodescendientes del Caribe. Lejos de limitarse al entretenimiento, la cumbia se transformó en un espacio de encuentro y afirmación cultural. Desde una mirada sociológica Semán y Vila, en su obra Cumbia, nación y género en Latinoamérica (2011) señalan que “reflexionar acerca de la cumbia implica apuntar a un relato de resistencia idiosincrática y tozudez colectiva”, en tanto los sectores populares hallaron en sus ritmos una forma de reafirmar su identidad frente a un sistema que históricamente los excluyó. Las festividades cumbiamberas con su fuerza colectiva, construyeron un imaginario que resistía a la marginación. En cada tambor y en cada letra se contaban historias de lucha, dolor y dignidad; una memoria viva que resistía al olvido.
El fin de la música ligera
Si en Colombia la cumbia encarna la resistencia afrocaribeña, en Argentina asumió un nuevo rostro: el de los barrios populares atravesados por la crisis económica, el desempleo y la estigmatización social. Nacida en los márgenes de Buenos Aires hacia fines del siglo XX, la cumbia villera se alzó como la crónica descarnada de quienes vivían la pobreza estructural de manera cotidiana. Las villas —territorios históricamente invisibilizados por las políticas públicas y demonizados por los medios— encontraron en esta música un terreno para narrar desde adentro.

Con letras que abordan los contextos marginales, la represión, el consumo, la criminalización juvenil y la violencia institucional, la cumbia villera no busca agradar ni suavizar la realidad: busca contarla. Como bien analiza Héctor Fernández L’Hoeste (2007), este fenómeno muestra cómo los géneros culturales, aunque nacidos en contextos específicos, pueden ser apropiados creativamente y resignificados de acuerdo a las necesidades de otros pueblos. En Argentina, la cumbia fue adaptada a las condiciones de vida urbana en contextos de exclusión y convertirse en una expresión auténtica de clase, identidad y pertenencia. Lo marginal se volvió central, y lo popular, una afirmación de dignidad frente a la indiferencia institucional.
En Argentina, la cumbia fue adaptada a las condiciones de vida urbana en contextos de exclusión y convertirse en una expresión auténtica de clase, identidad y pertenencia. Lo marginal se volvió central, y lo popular, una afirmación de dignidad frente a la indiferencia institucional.
Los ecos del caribe
La migración musical que llevó la cumbia desde Colombia hasta Argentina es, en sí misma, un acto de diálogo cultural. Este viaje no supuso una pérdida de identidad, sino una expansión: los sonidos se reconfiguraron y cobraron nuevos sentidos mientras que mantuvo su espíritu contestatario. En ambos países, la cumbia se presenta como una narrativa sonora que permite a las comunidades marginadas articular su experiencia colectiva, resistir el olvido y reclamar visibilidad.
En este proceso, la cumbia adquirió múltiples formas. En Colombia, su asociación con lo “tropical” generó tensiones con las élites y sectores aspiracionales que rechazaban esos marcadores culturales por considerarlos poco “modernos” o “desarrollados”. Por el contrario, en países como Argentina, México o Perú, fue precisamente esa conexión con los estereotipos tropicales y lo popular lo que volvió a la cumbia tan poderosa. En Argentina, la apropiación culminó en la cumbia villera: directa, cruda, callejera, profundamente política. Una música que no solo narra la exclusión, sino que también la transforma en identidad, en pertenencia, en fuerza colectiva.
Ahora bien, para entender en toda su dimensión el lugar que la cumbia ocupa en el paisaje sonoro argentino, resulta clave mirar más allá de la cumbia villera. Mucho antes de que los barrios del conurbano hicieran propio el género, la cumbia ya había encontrado un lugar en la cultura popular a través de figuras como Los Palmeras, Gilda, Ricky Maravilla, Alcides o Los Wawancó. Estos artistas, con sus letras románticas, festivas y a veces humorísticas, supieron tejer un vínculo emocional con públicos de todas las edades y regiones. Esta cumbia más tradicional, que circula en bailantas, festivales y radios de todo el país, también fue parte de la construcción identitaria de sectores populares, aunque desde una lógica distinta a la denuncia directa de la cumbia villera.
En Argentina, la apropiación culminó en la cumbia villera: directa, cruda, callejera, profundamente política. Una música que no solo narra la exclusión, sino que también la transforma en identidad, en pertenencia, en fuerza colectiva.
Como se señala en el trabajo de Juan Carlos Pérgolis Valsechi sobre la influencia de la cumbia colombiana en Argentina, estas formas musicales no solo animaron fiestas, sino que también fueron vehículos de imaginarios sociales y representaciones culturales que echaron raíces en el gusto argentino. Incluso el cuarteto (oriundo de la provincia de Córdoba, Argentina) comparte esa capacidad de contar territorios desde el ritmo. Si bien en este artículo se pone el foco en la potencia política de la cumbia villera, también se reconoce la riqueza de estas otras vertientes que, desde otros tonos y estéticas, también ayudaron a consolidar a la cumbia como uno de los ritmos fundamentales en la cultura popular Argentina.
Un fenómeno que echa raíces por la cordillera
Comprender la cumbia en sus distintos contextos exige ir más allá de sus variaciones musicales. Es necesario analizar cómo el arte se convierte en una forma de respuesta frente a la injusticia. Tanto en Colombia como en Argentina, la cumbia es una herramienta de resistencia, un modo de expresar historias comunes que fueron plasmadas en letra y música. Cada letra, cada ritmo, cada coreografía, es un testimonio de lucha y resiliencia colectiva.
Su capacidad de adaptación demuestra también la vivacidad de las culturas populares. En Colombia, la revitalización de festividades cumbiamberas ha permitido no solo la preservación de la tradición, sino también su reinvención en clave contemporánea. En Argentina, la cumbia villera es memoria viva que interpela y descoloca, que molesta a los discursos hegemónicos, pero que persiste como testimonio irreductible de una comunidad que se niega a ser invisibilizada. Este fenómeno obliga a repensar la relación entre música, poder e identidad. La cumbia no es neutra ni inofensiva: es política, es cultural, es una forma de intervenir en el mundo. Se convierte en un canal para subvertir las narrativas oficiales y construir otros relatos posibles en los que lo popular, lo mestizo y lo periférico ocupan el lugar que merecen.
La cumbia no es neutra ni inofensiva: es política, es cultural, es una forma de intervenir en el mundo. Se convierte en un canal para subvertir las narrativas oficiales y construir otros relatos posibles en los que lo popular, lo mestizo y lo periférico ocupan el lugar que merecen.
La historia de la cumbia, en todas sus versiones, es la historia de quienes han hecho de la música un refugio, una trinchera y una bandera. Desde las costas del caribe colombiano hasta las villas del conurbano bonaerense, su ritmo ha sabido latir al compás de la resistencia. Porque en América Latina, cuando la palabra no alcanza, el tambor habla.
Referencias
Pérgolis Valsechi, J. C. (2023). La cumbia colombiana en Argentina: imaginarios y representaciones. Universidad Piloto de Colombia. Recuperado de https://www.unipiloto.edu.co/la-cumbia-colombiana-en-argentina-imaginarios-y-representaciones/
Semán, P., Vila, P., & Martín, E. (2010). Cumbia: Raza, nación, etnia y género en Latinoamérica (P. Semán & P. Vila, Comps.; 1ª ed.). Editorial Gorla.
Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales y maestranda en Políticas Sociales. Su experiencia incluye proyectos de cooperación internacional en Colombia, enfocados en la reparación de víctimas del conflicto armado y la promoción de la inclusión social y la construcción de paz.