Un padre salvadoreño de cuatro hijos fue expulsado de EE. UU. apenas minutos después de que jueces ordenaran pausar su deportación, reflejando un patrón creciente bajo la administración Trump.
(Investigative Post – NY) – Es, al menos, la segunda vez que agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE, por sus siglas en inglés) deportan a un migrante desafiando a jueces federales desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo. Esta vez se trata de un migrante salvadoreño que estuvo detenido por largo tiempo en el oeste del estado de Nueva York.
Ocurrió el 7 de mayo. Esa mañana, un panel de jueces federales del Segundo Circuito de Apelaciones, con sede en Nueva York, concedió a Jordin Melgar-Salmerón permiso para permanecer en EE. UU. mientras se resolvía su caso migratorio. Sin embargo, 28 minutos después, Melgar-Salmerón ya estaba a bordo de un vuelo de ICE desde Luisiana hacia El Salvador. En documentos judiciales, Peter Sukmanowski, subdirector de la oficina de ICE en Buffalo, dijo que notificó a la oficina de Nueva Orleans que Melgar-Salmerón no debía ser deportado, pero lo hizo solo después de que el vuelo despegara.
El caso es uno parecido al de Kilmar Abrego-García, otro salvadoreño deportado a pesar de una orden judicial que prohibía al gobierno hacerlo. La administración Trump, que reconoció que esa deportación fue un “error administrativo”, aún no ha repatriado a Abrego-García. El presidente salvadoreño Nayib Bukele se ha negado hasta ahora a liberarlo.
Al igual que en ese caso, funcionarios de ICE argumentan en documentos oficiales que hubo una falla en la comunicación que les impidió enterarse de la orden judicial antes del despegue.
El abogado de Melgar-Salmerón, Matthew Borowski, dijo que planea solicitar cargos por desacato penal contra la administración Trump. La petición se presentará ante el tribunal el 2 de junio.
“Hasta que estos tipos no enfrenten consecuencias reales por sus acciones, van a seguir desobedeciendo órdenes judiciales y violando la ley”, dijo Borowski a Investigative Post.
Melgar-Salmerón enfrenta un destino similar, teme su abogado. La familia de Melgar-Salmerón confirmó el jueves a Borowski que él está detenido en la prisión de Izalco, en El Salvador. En marzo, un director de Human Rights Watch declaró que las condiciones de detención en ese penal equivalen a tortura.
Los jueces federales han exigido explicaciones al gobierno de Trump sobre por qué se deportó a Melgar-Salmerón en violación de su orden. Lo que quieren saber es por qué ICE lo deportó el 7 de mayo, cuando previamente el gobierno había dicho que esperaría hasta el 9. Hasta ahora, el gobierno no ha respondido a esa consulta.
En su más reciente respuesta judicial, al igual que en el caso Abrego-García, el gobierno afirma que fue “una confluencia de errores administrativos” lo que llevó a la deportación.
Borowski, quien tiene oficinas en Cheektowaga y en Washington D.C., no cree en ese argumento. De hecho, la deportación como “un flagrante desprecio por la ley”. Su co-abogado, Daniel Jackson, con sede en Corfú, dijo que el gobierno “le mintió” al tribunal.
Mientras tanto, defensores de migrantes expresaron su indignación.“La administración Trump ya está actuando como juez y jurado, ignorando por completo el sistema judicial y socavando los principios básicos del estado de derecho”, dijo Murad Awawdeh, presidente y director ejecutivo de la Coalición de Inmigración de Nueva York.
Jamie, la esposa de Melgar-Salmerón, dijo que sus cuatro hijos no entienden por qué su padre no regresa a casa. Les ha dicho que está en El Salvador, en prisión, pero que no le permiten llamar. No tenerlo en casa, aseguró, es “un trauma muy fuerte”.
“Preguntan por él todos los días, por qué no llama, cuándo lo verán, cuándo volverá a casa”, dijo a Investigative Post. “Me resulta muy difícil explicarles que no sé si alguna vez volverán a verlo, por todas las injusticias que están ocurriendo ahora”.
La abogada del Departamento de Justicia que representa a ICE, Kitty Lees, se negó a comentar sobre la deportación al ser contactada el miércoles por Investigative Post. Un portavoz del Departamento de Justicia también rechazó comentar y remitió las consultas a ICE. Sin embargo, este no respondió a la solicitud de comentarios.
Cómo ocurrió la deportación
Melgar-Salmerón había estado detenido en el centro de ICE en Batavia desde marzo de 2022, tras cumplir una condena en una prisión federal. Su encarcelamiento fue consecuencia de una condena de 2021 por ingresar sin permiso a EE. UU. y por posesión de una escopeta, cargos por los que se declaró culpable. Vivía en la región de Charlottesville, Virginia, y trabajaba como techador cuando un sheriff del condado de Fluvanna lo citó por tener cervezas abiertas y una escopeta calibre 12 sin registrar en su camioneta.
Después de cumplir su condena, Melgar-Salmerón intentó desde enero hasta octubre de 2023 obtener su liberación de Batavia y reunirse con su esposa e hijos. Documentos judiciales lo describen como “angustiado porque su conducta ha puesto en peligro el bienestar de sus hijos” y afirman que su único objetivo era “seguir siendo un padre amoroso y proveedor para sus hijos y esposo para su esposa”.
Sin embargo, los jueces de inmigración rechazaron su pedido, primero en junio y luego en octubre. Entonces Borowski tomó su caso.
En enero de 2024, la administración de Biden solicitó pausar el proceso. Argumentaron que la apelación de Melgar-Salmerón podría verse afectada por otros casos pendientes, uno de ellos ante la Corte Suprema. El tribunal accedió y el caso quedó en pausa. Melgar-Salmerón permaneció en Batavia.
Luego, en abril, la administración de Trump pidió reactivar y acelerar el proceso. En sus escritos, dejaron claro que querían deportarlo.
En abril, la abogada del Departamento de Justicia, Kitty Lees, dijo que el Departamento de Seguridad Nacional había conseguido “documentos de viaje sensibles al tiempo” que permitiría a la administración de Trump la deportación. Los documentos eran válidos hasta el 9 de mayo. Lees dijo a los jueces que el gobierno permitiría que el caso avanzara hasta el 8 de mayo. ICE programó la deportación para el día 9.
El 1 de mayo, Borowski protestó por la deportación prevista, solicitando al tribunal que permitiera a Melgar-Salmerón quedarse y que resolviera su solicitud rápidamente.
Lo que ocurrió después es motivo de disputa. Según Peter Sukmanowski, subdirector de ICE en Buffalo:
- El 1 de mayo, ICE Buffalo informó a Borowski que la deportación sería en 8 días.
- El 2 de mayo, ICE transfirió a Melgar-Salmerón de Batavia a Alexandria, Luisiana, desde donde salen muchos vuelos de deportación.
- El 6 de mayo, ICE Nueva Orleans informó a ICE Buffalo que el vuelo sería el día siguiente.
En una declaración jurada presentada el miércoles, Sukmanowski dijo que el oficial de deportación de Melgar-Salmerón nunca recibió el correo electrónico con la notificación.
“Debido a un descuido y al volumen de correos electrónicos relacionados con vuelos de deportación, los agentes de ICE Buffalo que recibieron los correos no se los comunicaron al Oficial de Deportación asignado”, testificó Sukmanowski.
Así, el 7 de mayo, alrededor de las 9:20 a.m., los oficiales de ICE en Nueva Orleans comenzaron a abordar el vuelo de deportación. Craig Lee, supervisor de deportación allí, testificó que no encontraban a Melgar-Salmerón y “asumieron que no estaba en el centro”. Luego actualizaron la base de datos interna marcándolo como “ausente”, según Sukmanowski.
Sin embargo, dijo Lee: “Durante la segunda llamada, el personal del centro lo ubicó y los agentes lo escoltaron al avión”.
A las 9:52 a.m., el panel de jueces del Segundo Circuito ordenó que Melgar-Salmerón no fuera deportado.
A las 10:08 a.m., ICE Buffalo recibió el fallo judicial.
A las 10:20 a.m., el vuelo partió de Alexandria rumbo a El Salvador, con Melgar-Salmerón a bordo.
A las 10:45 a.m., Sukmanowski marcó en el sistema interno que no debía ser deportado. Cuatro minutos después, respondió a un correo electrónico sobre la orden judicial.
Lee, desde ICE Nueva Orleans, declaró que su oficina no sabía que Melgar-Salmerón no debía estar en el vuelo.
Sukmanowski testificó que no tuvo motivos para notificar antes a ICE Nueva Orleans, pues entendía que Melgar-Salmerón no estaba en el avión.
En otras palabras, una falla de comunicación causó la deportación indebida. “El panel de tres jueces no se lo está tomando a la ligera”, dijo Borowski. “[ICE] afirma que no fue intencional, pero esto se repite, y no parece que ocurriera bajo la administración Biden”.
Una infancia dura
Melgar-Salmerón, hoy de 31 años, tuvo una vida difícil. Criado en San Miguel, El Salvador, fue abandonado por su padre a los dos años, según documentos judiciales de 2021. Vivió en la pobreza y, según los fiscales, “no tenía suficiente comida ni ropa”.
El nuevo novio de su madre, según fiscales y Borowski, era violento. Melgar-Salmerón lo vio abusar de su madre y luego dispararle.
A los 13 años, vivía en un barrio controlado por pandillas y fue atacado por una de ellas.
“Poco después de esos hechos difíciles, Salmerón llegó a a EE. UU. en busca de ‘una vida mejor’”, escribieron los fiscales.
Borowski explicó que, como adolescente, se juntó con malas compañías y terminó en un centro de detención juvenil. Solo cursó hasta 10.º grado. En 2012, con 18 años, fue liberado, se casó y pronto fue deportado a El Salvador.
Allí, enfrentó riesgos extremos. Su padrastro violento lo buscaba para hacerle daño. Su única opción de protección, según Borowski, fue la pandilla MS-13.
“Le dijeron: ‘Únete a nosotros y te protegeremos’”, dijo Borowski.
Pero la pandilla lo trató “como a un esclavo”, obligándolo a vender drogas. De lo contrario, sería asesinado. Luego, la policía lo encontró en una casa con cultivos de marihuana y lo encerraron por varios meses, aunque nunca fue acusado formalmente, según su abogado.
No se sabe cuándo exactamente, pero Melgar-Salmerón regresó a EE.UU., se reunió con su familia en Virginia y trabajó como techador y en un restaurante chino. Tuvo cuatro hijos. Se convirtió al cristianismo y pidió una Biblia de estudio durante su detención en Batavia.
Más tarde, miembros de MS-13 lo encontraron en Virginia. Poco después de Navidad de 2015, lo atacaron con un bate de metal y lo golpearon 26 veces. Era su “castigo” por escapar, explicó Borowski.
“Desde entonces no tuvo más contacto con la pandilla”, dijo.
En su informe de sentencia, los fiscales pidieron una pena breve y lo elogiaron por superar su pasado. “Contra todo pronóstico, Melgar-Salmerón ha demostrado durante la última década que su pasado no determinó su futuro”, escribieron. “Es un hombre de familia, un padre devoto de cuatro hijos, un esposo y un proveedor que trabajaba hasta su arresto”.
“Trabajó duro para darles a sus hijos lo que él no tuvo: comida, refugio, estabilidad y seguridad”.
Los fiscales señalaron que el delito con el arma fue una “oportunidad fortuita” ya que encontró la escopeta, decidió quedársela y nunca la usó.
“Por lo demás, el Sr. Melgar se mantuvo alejado de problemas durante muchos años y trabajó duro para mantener a su familia”, concluyeron.
Esta historia fue copublicada con Investigative Post, un centro de periodismo de investigación con sede en Buffalo. Encuentra su trabajo en investigativepost.org. Puedes contactar al periodista J. Dale Shoemaker en jdshoemaker@investigativepost.org.
Imagen de portada: Investigative Post
Traducción: María Pilar de Vera y Maximiliano Mendoza.
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